Epílogo

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Han pasado cuatro meses desde la cena con los Gallagher. Axel y yo estamos bien, somos oficialmente novios y ya no hay nadie que nos impida disfrutar plenamente de nuestra relación. Axel y su madre se reconciliaron, aunque él no quiso volver a vivir con sus padres. La señora Gallagher nos invita a su casa con frecuencia y, lo cierto, es que es un placer hablar con ella, puede llegar a ser una persona muy agradable. Habla mucho sobre su trabajo, y Axel y yo la escuchamos gustosamente; a su vez, ella escucha a Axel y le ayuda a encontrar trabajos. Ser modelo es más fácil cuando tu madre es una diseñadora famosa.

También he estado hablando mucho con Mel, nos llamamos varias veces a la semana. Está bien, dice que París es una ciudad hermosa y que tiene obras de arte por todas partes. Al principio no dejaba de hablar de Christian y llorar; así que pensé que, al menos de momento, era mejor no decirle que había ido a buscarla al aeropuerto. No quería que se arrepintiese de la decisión que había tomado.

En algunas de nuestras llamadas era yo la que se quejaba y se desahogaba sobre el tema «Axel», y la verdad es que los consejos de Melinda me han venido bien en más de una ocasión.

Axel ha recuperado su amistad con Christian, estuvieron hablando y, no es por tirarme flores, pero, el hecho de que yo defendiese al muchacho, ayudó bastante. Él no actuó de la mejor manera; nunca debió haber aceptado la apuesta, pero está verdaderamente arrepentido. Me pregunta mucho por Melinda y, lo mejor de todo, no se acerca a otras mujeres; le es totalmente fiel a Mel, aunque ya no son nada. Al menos de momento.

Después de lo sucedido, todos están tratando a Elisabeth con cierto relente, y me da lástima; todos cometemos errores. He intentado hablar con ella en varias ocasiones. ¡Perdóname, Mel! Pero me odia, así que todos mis intentos han sido en vano. Por otra parte, para Axel, sus dos hermanas son igual de importantes, pero sé que le va a costar mucho perdonar a Lisa, supongo que estará resentido hasta que Melinda regrese.

Y entre Axel y yo...

—¿Qué haces? Más te vale que no me hayas dejado ninguna marca, ¿eh?

Mi voz suena somnolienta, y es porque estoy al límite de la relajación, y el siguiente paso es el sueño.

La risita de Axel me advierte de que sí habrá alguna marca, pero lo ignoro y paso página al libro que sostengo entre mis manos. Él se entretiene haciendo chupones en mi espalda desnuda, mientras yo intento leer, y es perfecto. Así podemos pasar las horas muertas, acostados sin hacer nada más que acompañarnos.

Esto me gusta, respeta el silencio que necesito para leer, y yo respeto la quietud que él necesita para hacer lo que sea que esté haciéndome en la espalda.

—¿Lo has traído todo? —pregunta mientras traza con el dedo un corazón, que ocupa casi toda mi espalda.

—Ajá...

Axel y yo pasamos muchas noches juntos; cosa que a mi madre no termina de agradarle. Paso más tiempo en su casa que en la mía propia, y en un futuro, viviremos juntos, aunque supongo que eso será cuando empecemos la universidad.

—Me preocupa que vayamos a la playa sin que tú sepas nadar —musita mientras acaricia mi espalda. Pongo el marcapáginas apresurada y cierro el libro.

—Eres idiota —digo volviéndome y dándole con el libro de tapa dura en el brazo.

Tiene razón, aún no sé nadar, ya aprenderé, no hay prisa; pero eso no le da derecho a burlarse de mí. No es la primera vez que voy a la playa, y nunca me he ahogado.

—Perdóname por preocuparme por la supervivencia de mi novia —masculla sobándose el brazo. No puedo contener la risa.

—Eres idiota —musito antes de besar sus labios dulcemente.

Soy Más Que Un Juego [✔️] [Gallagher #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora