Soy Más Que Un Juego [✔️] [Gallagher #2]

34. Estamos bien, ¿verdad?

(Maratón 2/3. No olvides leer el capítulo anterior)

El mejor examen que he hecho en toda mi vida. Sabía a qué se refería cada pregunta, y me sabía la respuesta. No me lo puedo creer, la literatura se me da fatal, aprobar dependía de este examen. Madre mía, y se lo debo todo a la peliazul. Me la voy a comer a besos en cuanto la tenga delante.

Voy a recogerla del instituto y vamos a comer juntos, por fin. Necesito pasar un rato con ella hablando de cualquier cosa. Aunque preferiría que fuese en mi apartamento.

Al salir del instituto veo a Christian y a Melinda dándose el lote en el rincón. He de admitir que me dan envidia, ojalá yo tuviera a Rebeca tan cerca todos los días.

—Dios, déjala respirar al menos —digo acercándome a ellos y arruinándoles el momento. Se separan y comienzan a reír.

—Hey, ¿cómo te ha ido el examen? —pregunta mi hermana con una ligera sonrisa. No parece que le haya ido muy bien, pero yo no soy capaz de reprimir mi emoción.

—Muy bien. Ayer estuve repasando con Rebeca y me ha salido sorprendentemente bien ¿Y a ti?

Me muero de ganas por ir a contárselo a la peliazul.

—Bueno... —se rasca la nuca y, tanto Chris como yo, arrugamos el ceño. No esperaba que le hubiera ido tan mal. Pero sí.

—¿Tan mal te ha ido? —pregunta Christian. Mi hermana asiente.

—Si me disculpáis, tengo que ir a recoger a la nena —les interrumpo. Le doy un codazo disimuladamente a Christian antes de alejarme.

Le conté lo del perro y le mandé una foto para preguntarle qué opinaba, también le dije que, si se lo cuenta a Melinda, le voy a reventar la moto.

* * *

—Sabía que te iba a salir muy bien. Dios, estoy tan orgullosa de ti —acerca sus labios a los míos y sonríe sin besarme—. ¿Y si vamos a tu casa...? —musita con picardía antes de lamer mis labios.

Rebeca ha tomado la costumbre de premiarme con sexo, y la verdad es que no me quejo. El refuerzo positivo funciona.

Pero la dichosa bola de pelo está en mi casa, encerrada en el baño. Es donde romperá menos cosas.

—He pensado que sería mejor comer fuera y dar un paseo —respondo. Ella pone una mueca y suspira—. ¿Estás bien? Se te ve cansada.

Tiene ojeras y ha bostezado varias veces desde muestro encuentro hace diez minutos.

—Sí, anoche me acosté un poco tarde —responde distraída. Suspira y se detiene—. Me duelen muchísimo los pies. ¿Has pensado ir muy lejos?

Río ante su comentario y niego.

—Podemos pedir unas pizzas y que las traigan aquí al parque —propongo.

—Yo quiero una de piña —musita sonriente y se deja caer sobre un banco.

—Lo que tiene que hacer uno por amor... —bufo.

—¿Vamos a pasar aquí toda la tarde? —pregunta moviendo los pies como una niña, y me mira. Tiene el cabello suelto y se lo ha rizado, está preciosa.

—Quería llevarte a una librería, pero está un poco lejos —respondo con los ojos en blanco. Quiero agradecerle lo del examen con un libro.