Estoy nerviosa. No dejo de mirarme las manos, porque creo que nunca en mi vida me han temblado tanto como ahora.
Anoche Axel me llevó a casa. Esperé que se despidiera de mí con un apasionado beso, es lo nuestro, discutir y solucionarlo después de forma pasional, pero en lugar de eso, me besó en la frente. Entonces me di cuenta de que todo ha cambiado. Y posiblemente, yo lo he arruinado todo.
Hemos quedado en el parque para hablar sobre lo que ocurrió anoche, adiós a la posibilidad de arreglarlo con un acostón.
Cuando le veo aparecer, no sé qué cara poner, estoy tan arrepentida...
Se detiene frente a mí y me da una sonrisa tranquila, una sonrisa que grita «no te necesito». Y no se me ocurre nada más que arrastrarme, él está por encima, y eso no va a cambiar.
—Lo siento —susurro.
Su reacción no es la que yo esperaba. Él sabe que está por encima, y le satisface, ambos creemos que debe ser así. Aunque eso le permita hacer y deshacer a su antojo, él tiene el control. Le gusta que me disculpe y me rebaje, que le mire desde abajo y me humedezca los labios con la lengua al hacerlo.
Se inclina sobre mí y me toma del mentón. Nuestras miradas coinciden y puedo ver que sus ojos echan chispas, está molesto; y lo confirmo cuando estampa sus labios sobre los míos y me besa ejerciendo posesión, pero sin acercarse. Cuando nos separamos, me mira por encima y se cruza de brazos.
—Me debes una explicación.
¿Hay una explicación válida para lo que pasó?
Suspiro intentando recuperar la compostura y me aparto el pelo tras las orejas, cruzo las piernas sobre el banco y levanto la mirada. Axel me observa paciente.
—¿Por dónde empiezo? —cuestiono temerosa. Pase lo que pase, voy a ser totalmente sincera, él se lo merece.
Me alivia ver una ligera sonrisa. Pensé que me iba a dejar, que iba a terminar con lo que sea que tenemos. Aunque Axel es rencoroso, y aún no lo descarto.
—¿Qué hacías en la fiesta?
Bien, ha adoptado ese tono frío y distante que tan poco me gusta. Debo andarme con cuidado.
—Ya te lo dije, trabajo en ese bar. No tenía ni la menor idea de que tus amiguitos iban a hacer una fiesta —respondo con los ojos en blanco.
—¿Y qué pasó? ¿Cómo es que acabaste ebria y fumando maría si tan solo estabas trabajando? —dice adoptando un tono autoritario, pero sin exaltarse. Por lo que veo, se está esforzando por mantener las distancias.
Sin embargo, yo no puedo mantenerme tan indiferente como él, y enseguida alzo la voz.
—¡No lo sé! Estaba la chica esa, Roxanne. Ella te escribió y pensé que... —guardo silencio. No hay nada racional para llenar el vacío, no hay más que celos estúpidos. Suspiro exasperadamente y agacho la cabeza—. Me sentí insegura, ¿vale?
Sus manos me toman por las mejillas obligándome a mirarle. Tiene una ligera sonrisa trazada en los labios.
—Si vieses lo preciosa que eres y lo raro que me haces sentir, no te sentirías tan insegura —musita antes de inclinarse sobre mí y besarme con dulzura. Sus labios acarician los míos con cuidado, mientras sus manos bajan hasta mis brazos.
Siento mariposas en el estómago, y no tengo ni la menor duda de que estoy tan roja como un tomate.
Eso que ha dicho es tan... ¿De verdad lo ha dicho?
Sé que en el fondo le gusta que me sienta insegura, porque eso le da más poder sobre mí, pero de ninguna manera se podía imaginar lo que pasó. De igual modo, no tengo por qué sentirme así, él no ha hecho nada para hacerme sentir así, creo.
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Soy Más Que Un Juego [✔️] [Gallagher #2]
Romance[Historia finalista de los Wattys 2021] Rebeca lleva años loca por Axel, el hermano de su mejor amiga, aunque muy a su pesar, no han intercambiado más que un par de saludos. Pero eso esta a punto de cambiar; Axel empezará a cruzarse en su camino y p...