21. Que te jodan, Gallagher

9.9K 435 17
                                    

AXEL

Tengo los puños tan apretados, que puedo sentir la presión en los nudillos.

La he dejado marcharse, así sin más y en ese estado. Si le ocurre algo, no me lo podré perdonar en la vida.

Debería haberla detenido, haberle rogado u obligado; pero ¿qué mierda me pasa? Quizá esto sea lo mejor, solo le hago daño, no puedo tener ningún tipo de relación con una mujer, y ella es demasiado sensible como para aguantar mis mierdas. Pero soy un maldito egoísta.

Expulso todo el aire de mis pulmones en una descarga de frustración. Necesito golpear algo y desahogarme, o voy a reventar. Me llevo las manos a los bolsillos en busca de tabaco, pero no llevo nada encima. La vida se está partiendo el culo conmigo.

Gruño y entro de nuevo a la casa en busca de Charlie. Rezo porque le quede algún puto cigarrillo.

Nada más entrar, el humo invade mis fosas nasales y el ruido no me deja oír ni mis propios pensamientos. Me adentro en la sala buscando a Charlie con la mirada, pero lo único que veo son un grupo de chicas con las camisetas mojadas. Y las observo hasta que Melinda me salta al paso y se cruza de brazos con una postura firme.

—¿Qué diablos le has hecho a Rebeca?

—Melinda, no toques los huevos... —gruño haciendo lo imposible por calmarme.

—¡Sabía que acabarías cagándola con ella! —chilla. Melinda a veces es demasiado infantil y cree que, por chillar más alto, saldrá victoriosa. La verdad es que estoy demasiado molesto, y no quiero perder los papeles con mi hermana, pero a veces es inevitable

—¡No he hecho nada, porque no éramos nada! —contesto enfurecido y haciéndole retroceder. Me mira atónita y aprovecho para apartarla a un lado y continuar mi camino.

No éramos nada, Rebeca no tiene derecho a reclamar nada. Me manda a la mierda y después me monta la escenita para hacerse la víctima. Que morro tiene la tía...

—¡Axel!

Levanto la vista y, gracias a Dios, me topo con el pelirrojo. Este me mira con una mueca y suspira.

Nos conocemos desde hace muchos años, por estar en el mismo instituto y en el equipo de fútbol; así que no es necesario ni que le pida el cigarro. Conforme me acerco, Charlie saca el paquete de tabaco y me ofrece uno junto a un mechero. Asiento como agradecimiento y lo acepto.

Sitúo el cigarro entre mis labios y le doy una profunda calada; casi puedo sentir el recorrido del humo por mi sistema respiratorio. Lo expulso y repito el proceso.

El problema de calmarse es que se piensa con mayor claridad, y eso es malo cuando la has cagado de manera monumental.

Charlie me da una palmada en el hombro y sonríe. Dios, estoy tan frustrado...

—Tú, ven aquí —No me ha dado ni tiempo a procesar la orden, cuando Nerea tira de mi brazo en dirección a la puerta. No digo nada y la sigo en silencio hasta que salimos de la casa. Me suelta y me da un ligero empujón para ponerme contra la pared de la casa. Esto mismo fue lo que me hizo perder el interés en Nerea, ella nunca ha sido sumisa. Observo con el ceño fruncido cómo se cruza de brazos con molestia. Huele a alcohol, pero ella sabe beber—. ¿Se puede saber a qué estás jugando?

Abro la boca para replicar, pero la cierro y adopto una postura más firme con los brazos cruzados ante el pecho y las manos bajo las axilas. Ella titubea y se lleva las manos al costado.

—Nerea, no tienes nada que ver con esto, así que ahórratelo.

—Deja de ser tan orgulloso, imbécil. Así lo único que haces es cagarla —reclama. Y he de admitir que me ha cerrado la boca. Me remuevo incómodo y hago el amago de irme, pero ella se interpone en mi camino—. Estás tratando con una chica que tiene problemas, no puedes seguir actuando así.

Soy Más Que Un Juego [✔️] [Gallagher #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora