Estaré A Tu Lado ( Yoongi Y Tu )

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Narra Yoongi

Volvi a atizarle, pero esta vez con el puño cerrado. Aquel maldito trasto no quería funcionar y, por más que programaba un nuevo destino, el mapa se negaba a aparecer de la pantalla. Opte por apagarlo, antes de que el deseo irrefrenable de arrancarlo de cuajo hiciera destrozar el salpicadero. Me incline sobre la guantera y rebusque en el interior. Saque un par de mapas perfectamente doblados y les eché un vistazo. Debía de estar serca de mi destino ¿Pero dónde? Al cabo de un minuto los lance al asiento de atrás con un bufido. Era incapaz de orientarme por aquellas carreteras rodeadas de montañas y bosques.
El cielo se fue oscureciendo a través de los árboles que cubrían la carretera, y una fina lluvia comenzó a salpicar el parabrisas. Me quite las gafas de sol.

El golpeteo del agua contra el cristal cobró intensidad, ahogando el murmullo de la música. Apagué el iPod del coche y disminui la velocidad para poder contemplar aquel paisaje boscoso que tanto le gustaba. Este paisaje estaba mejorando mi humor, y me ayudaban a sentir más seguro sobre la decisión que había tomado unos días antes.

Era el momento de abandonar aquella búsqueda sin resultado que me estaba consumiendo hasta un punto que solo yo conocía. Debía retomar mi vida, encontrar nuevos propósitos que me alejaran de aquel sendero de autodestrucción que recorría desde hacía demasiado tiempo, y para conseguirlo necesitaba estar cerca de la única persona en quien confiaba: Namjoon, mi mejor amigo, por no decir el único. Lo echaba de menos. Él nunca me miraría como al bicho raro que realmente soy.

Una imagen me hizo abandonar mis pensamientos. A través de la cortina de lluvia, pude distinguir la figura de una persona que caminaba sobre el asfalto embarrado.

«Vaya día para salir de paseo», pense con desdén.

Mire a través de la ventanilla y vi a una mujer muy joven calada hasta los huesos, con el pelo largo y castaño pegado a la espalda. Pase de largo y continue observándola por el espejo retrovisor.

De pronto, la chica dio un traspié y comenzó a tambalearse de un lado a otro intentando mantener el equilibrio, pero el barro acumulado en el arcén era muy resbaladizo, y terminó por caer sobre la hierba mojada, resbalando por la pendiente de la cuneta.

Pise el freno y mantuve la mirada fija en el espejo. Vi cómo la chica intentaba levantarse y volvía a caer al tiempo que se sujetaba la pierna con ambas manos. Lo intentó una vez más, con la misma suerte, y al final se quedó sentada sobre la hierba.

«No es asunto mío», pense a la vez que pisaba el embrague para cambiar de marcha y seguir adelante. Acelere, tratando de dominar el impulso de mirar hacia atrás. Un hormigueo bastante molesto me recorrió el estómago, conforme me alejaba, el cosquilleo se transformó en una sensación angustiosa que me desconcertó. Hacía mucho tiempo que la preocupación por los humanos había desaparecido de mi catálogo de sentimientos. O quizá no.

—¡Maldita sea! —maldije con disgusto.

Pise el freno a fondo y di marcha atrás sin dejar de pensar en la tremenda estupidez que cometía al volver. Aquella chica podía estar sangrando y yo… yo soy un vampiro. Un vampiro hambriento que lleva semanas mal alimentándose de animales que apenas si podían cubrir sus necesidades. Precisaba sangre humana.

Me baje del coche y mis pies se hundieron en un charco.

«Genial», pense. Solte un bufido, rodee el vehículo y me agache junto a la chica.

Sg: ¿Estás bien?

Ella levantó la vista, sorprendida.

Sg: ¿Te has hecho daño? ¿Puedes levantarte? —insisti al ver que no respondía.