Estaré A Tu Lado ( Yoongi Y Tu )

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Narra la escritora

Después de meditarlo con detenimiento, Namjoon había decidido encargarle el trabajo a Suho y su manada. Sabía que podía confiar en ellos y que protegerían al Señor Min y a su familia con sus propias vidas si llegaba el momento.

Estaba inquieto, en parte por la necesidad de cazar que sentía desde hacía un par de días, y en parte por su conciencia intranquila. Estaba dividido entre la lealtad y el buen juicio, pero, en este caso, estaba seguro de que el segundo era el acertado. Llamó a Suho desde la cocina, mientras se preparaba un café que estaba seguro iba a saberle a rayos, porque lo que su cuerpo le pedía era el sabor de la adrenalina en la sangre de una presa.

Entró en su estudio con la taza oscilando sobre un montón de documentos financieros que debía revisar. Todo su cuerpo se tensó, olía a vampiro, a vampiro cabreado.

Nam: Buenos días, Yoongi

Yoongi estaba sentado en el sillón de Nam, con los pies en el escritorio y los brazos cruzados sobre el pecho, su imagen parecía tranquila. Solo sus ojos anunciaban la tormenta que había estallado en su interior.

Sg: Buenos días, ¿has dormido bien? —saludó con un siseo.

Nam asintió, esbozando una leve sonrisa. La máscara inexpresiva y cenicienta que cubría el rostro de Namjoon lo puso en alerta. El vampiro estaba al corriente de todo.

Sg: Ha pasado algo en la mansión Min —dijo con una calma premeditada—, atacaron los aposentos de mi hermana, simularon un intento de secuestro para captar la atención de los guardias y así poder acceder a la cámara acorazada. Se llevaron todo lo que había sobre el suero. Aunque tú ya lo sabías, ¿no es así?

Nam: Le prometí a tu padre que no te diría nada —comentó. Sus ojos no se apartaron del vampiro mientras dejaba el papeleo y el café sobre la mesa.

Sg: ¡Maldita sea, Nam, somos amigos, hermanos! —empujó la mesa con fuerza y se puso en pie—. ¿Cómo has podido ocultarme algo así?

Nam: Para protegerte.

Sg: No necesito que me protejas —escupió entre dientes—. No soy un niño, ni uno de tus hijos, aunque te empeñas en tratarme como tal. Has cambiado —dijo a modo de reproche.

Nam: Le hice una promesa a tu padre —insistió en ese detalle, como si eso lo explicara todo.

Yoongi rodeó la mesa y se acercó amenazante a Namjoon hasta quedar a solo unos centímetros de él. Sus rostros frente a frente, echando chispas.

Sg: ¿Y qué hay de la promesa que me hiciste a mí?

Nam: La estoy cumpliendo, Suga, no dejaré que te hundas en la oscuridad.

Sg: ¿Y cómo vas a hacerlo, si dejo de confiar en ti? Miénteme de nuevo y no volverás a verme —siseó las palabras con rabia y sus ojos le lanzaron una advertencia.

Nam: Yoongi. —Puso la mano sobre el hombro del vampiro, pero este se retiró con una mueca de desagrado al sentir su contacto y abandonó el estudio como una exhalación.

Narra Yoongi

Sali de la casa con la sed quemando mi interior, mis ojos estaban encendidos, los puños apretados por la furia. Me sentía como un león enjaulado, limitado por unos barrotes invisibles que no me permitían alcanzar la libertad. La rabia me estaba provocando náuseas, teñía de rojo mis propios pensamientos e instalé en mi pecho un terrible deseo de destrozar todo lo que encontrara a mi paso.

Sunny había estado en peligro por mi culpa, por culpa de lo que soy, y ni siquiera me encontro junto a ella para protegerla. Para colmo, me siento traicionado por todos aquellos en los que confiaba. Subi al coche y desapareci por la carretera a gran velocidad, necesitaba liberarme de la sensación que me ahogaba, consciente de lo peligroso que era en ese momento para cualquiera que se cruzara conmigo. Una sola mirada extraña y arrancaría la cabeza de su propietario sin dudar.