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Asenti, aún contenía la respiración y solté el aire de golpe ante el primer síntoma de asfixia.

—¿Quieres entrar en casa o que nos sentemos en la galería? Desde allí las vistas…

Sg: Prefiero quedarme aquí, si no te importa —contestó interrumpiendo.

—No, claro que no me importa… Iré a cambiarme de ropa, así podré devolverte tu chaqueta —dije algo vacilante, mientras señalaba con torpeza la casa.

Sg: De acuerdo. Estaré por aquí —aceptó con una leve sonrisa.

Tardé unos segundos en reaccionar. Aún estaba sorprendida de que quisiera quedarse, y no dejaba de preguntarme por qué querría hacerlo. Me trataba con indiferencia, incluso había apreciado en su rostro algún que otro gesto tenso y exasperado cuando conversabamos; si bien era él el que se había acercado a mi en la fiesta. Sacudi la cabeza para despejarme, si seguía dándole vueltas, acabaría volviéndome loca.

Entré en la casa como un rayo y fui directamente a la cocina.

—Abuela, Yoongi va a quedarse un rato para ver los peces, ¿te importa si le acompaño?

Ab: No, por supuesto que no. Esto ya está terminado —contestó mientras vertía sirope en un cuenco—. Pero dime una cosa. —Se giró con una sonrisa traviesa, estudiando con atención mi rostro— ¿Por qué no me dijiste que salías con un chico tan guapo?

—No salgo con él —negué con impaciencia.

Ab: Pues deberías. Es educado, guapo, viste bien y creo que le gustas —confesó encantada, y se puso a buscar el azúcar entre los múltiples tarros que atiborraban la mesa.

—Ni siquiera le conoces. Además, si sigue aquí es por los peces. Todo el mundo viene aquí por esos peces —repuse mientras le pasaba el azúcar. Anna se encogió de hombros con una sonrisa misteriosa—. ¿Qué? —replique molesta.

Ab: ¡Nada! Solo es un presentimiento.

—Nunca aciertas con tus presentimientos.

Ab: Pero esta vez es diferente, las vibraciones son muy fuertes —aseguró con una nota de misterio. Añadió azúcar al sirope y comenzó a batirlo con un tenedor.

—Sabes que ese curso de brujería por correspondencia era un timo, ¿verdad? —pregunté con evidentes dudas sobre su respuesta.

Ab: No hay que ser bruja para darse cuenta de que ese chico te comería si pudiera —contestó con picardía y probó la mezcla que estaba batiendo.

Solté un bufido y me dirigí a la escalera.

—Tú siempre tan sutil, abuela —grité mientras subía los peldaños de dos en dos.

Entré en el cuarto. Me quite la chaqueta y la sostuve unos segundos en las manos. La acerque despacio a mi rostro e inspire hondo, el olor que desprendía era delicioso. Una punzada me atravesó el pecho y mi corazón se aceleró de forma dolorosa. No conseguía acostumbrarme a aquellas emociones, y si alguien me hubiera preguntado en ese momento que cómo definiría el sentimiento de la atracción, habría contestado sin dudar que muy doloroso, un dolor físico y real.

Me desprendi de la blusa y rebusque en el armario hasta encontrar una camiseta gris y una chaqueta blanca de punto. Me coloqué ambas prendas y eche un vistazo rápido al espejo, quedaban bien con los vaqueros que llevaba puestos.

Cuando baje la escalera, mi abuela me esperaba en el primer peldaño con una taza de té humeante en la mano.

Sg: Esta vieja entrometida se va a dormir —dijo con gesto cansado.

Estaré A Tu Lado ( Yoongi Y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora