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Yoongi detuvo el coche al final de la calle sin salida, justo enfrente del pequeño arco de madera cubierto de hiedra que daba entrada al parque. En realidad no era exactamente un parque, sino una extensión del frondoso bosque que se había acondicionado como tal. Contempló la arboleda durante unos instantes, todo estaba quieto y en silencio. Sus manos aún aferraban el volante y, con un suspiro, apoyó la frente sobre él. Estuvo así unos segundos, tratando de calmar los nervios que le estrujaban el estómago.

Observó la calle a través del espejo retrovisor, vio el viejo coche de T/N y el desasosiego volvió con fuerza minando su ánimo. Lo mataban las dudas.

Una sombra surgió junto a su ventanilla.

Min: Lleva ahí dentro algo más de una hora —dijo entre susurros, cuando Yoongi bajó del coche—. He dado una vuelta por los alrededores, todo está tranquilo.

Sg: Gracias —respondió. Se encogió de hombros y guardó las manos en los bolsillos de sus tejanos, tratando de sacudirse de encima la sensación de inquietud.

Un ligero carraspeo sonó tras ellos y de entre las sombras surgió Lay uno de los licántropos a los que había llamado Namjoon por si surgían problemas. Su piel negra como el ébano brillaba bajo la luz de la luna, iba descalzo y solo vestía un pantalón, dejando al descubierto un torso duro y musculado.

Lay: La zona sigue tranquila —anunció. Hizo un leve gesto de asentimiento y el vampiro se lo devolvió con sincera gratitud.

Yoongi se despidió de los dos hombres y observó durante un rato la calle desierta. El sonido de unos pasos captó su atención. Una mujer había salido de una de las casas con una bolsa en la mano, la depositó en un cubo de basura que estaba en la acera y volvió sobre sus pasos sin percatarse de su presencia.

No sabía con exactitud qué era lo que T/N hacía en aquel lugar. Mino le había dicho algo sobre un hombre mayor al que había llamado tío, pero no recordaba que ella le hubiera hablado de ningún otro familiar que no fuera su abuela, IU o su hermana.

Yoongi se puso tenso. La voz de T/N fluía con claridad desde en el interior de la casa. La puerta se abrió y la chica apareció en el porche con un sobre marrón entre los brazos.

--Gracias por dejarme la reveladora, tío

Tio: Gracias a ti por haber pasado un rato con este viejo —dijo un hombre bastante mayor con el pelo completamente blanco—. ¿Volverás pronto a visitarme?

—Claro que sí, sobre todo si me preparas ese pastel de boniatos tan rico —contestó ella sin dejar de sonreír.

Tio: A tu madre le encantaba mi pastel de boniatos —dijo el hombre con nostalgia—. ¡Te pareces tanto a ella!

—Buenas noches, tío —se despidió, dándole un beso en la mejilla.

Yoongi observó toda la escena desde las sombras. A pesar de la distancia y de la poca luz, podía verla con claridad. Vestía unos tejanos de color claro y una camiseta verde de tirantes. Grácil y hermosa descendió los peldaños del porche en dirección a su coche. La culpabilidad lo abofeteó de lleno en cuanto vio su rostro. Estaba pálida como un cirio, y unas profundas marcas de color violeta, hinchadas en exceso, rodeaban sus ojos. La vio rebuscar en su bolso, y supo que si quería hablar con ella, debía hacerlo ya, antes de que se marchara y volviera a encerrarse en su habitación; tal y como había hecho los últimos tres días.

Sg: T/N.

T/N dio un respingo. Alzó los ojos casi con miedo y se estremeció cuando encontró a Yoongi frente a ella.

Sg: No pretendía asustarte —dijo él.

Ella no contestó, un doloroso nudo le oprimía la garganta. Empuñó la llave del coche e intentó meterla en la cerradura, probó varias veces, pero aquel trozo de metal se negaba a entrar en su sitio.

Estaré A Tu Lado ( Yoongi Y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora