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Narra T/N

Dejé escapar un gruñido, y me tape la cabeza con las sábanas en cuanto el sol entró a raudales por la ventana. Tanta luz me estaba dando dolor de cabeza. Cerré los ojos e intenté dormir de nuevo, pero enseguida me di cuenta de que no lo conseguiría. No paraba de darle vueltas a lo ocurrido unas noches antes en la residencia de los Kim. La última hora en esa casa había sido surrealista: hombres colgando de los árboles, la actitud misteriosa que todos ellos habían adoptado y su marcha precipitada, prácticamente forzada, minutos después.

Había intentando sonsacarle algo a Jungkook mientras me llevaba a casa, pero el chico se había mostrado distante y evasivo, además de elegantemente educado, cuando se había burlado por mi desbordante imaginación. Y quizá estaba en lo cierto, y todo era producto de sus propias paranoias.

«Rose», pensé en mi amiga. Me levanté y busqué el teléfono entre el desorden de la mesa. Regresé a la cama y con gesto cansado me masajie las sienes. Parpadee un par de veces, tratando de aclarar la vista borrosa, y marqué de nuevo. Al otro lado una voz nasal repitió que el número al que llamaba no estaba disponible. No esperé a que sonara el pitido del buzón de voz. En los últimos dos días había dejado diez mensajes, y Rose no había contestado a ninguno. No había vuelto a casa, ni tampoco había ido al instituto, al igual que Taehyung.

Me visti deprisa y pasé del desayuno, tenía el estómago revuelto.

Cuando llegué al aparcamiento del instituto, busqué con la mirada el coche de mi amiga. Esa mañana tampoco estaba en el sitio de costumbre. Me acerque al banco donde Lissa y Emma charlaban, y me senté junto a ellas esperando a que comenzara la primera clase. Fingi durante un rato que me interesaba la conversación, hasta emitía algún sonido de sorpresa ante el extenso repertorio de noticias y cotilleos de esa mañana. Al cabo de unos minutos, dejé de prestar atención y me dediqué a repasar la lista de tareas que tenía pendientes.

Por el rabillo del ojo vi cómo Hobb Rebecca se acercaba con su escolta de animadoras, seguida de su hermano Justin y de algunos de los chicos del equipo de fútbol. Les encantaba pavonearse delante de todos, conscientes del interés y las envidias que despertaban en muchos de sus compañeros. Tuve la sensación de que Rebecca me miraba con demasiado interés.

Lis: T/N, Becca no deja de mirarte —susurró. Soltó un gritito y se tapó la boca con las manos—. ¡Dios mío, creo que viene hacia aquí!

«Genial», pensé .Nada mejor para empezar el día como que Rebecca Hobb me tomara como blanco de sus burlas.

La chica se paró frente a mi, con su minifalda tamaño cinturón y su pelo dorado agitado por el viento, haciendo gala de lo bien que se le daba manejar las tenacillas. Siempre iba masticando chicle, con aquel gesto altivo y prepotente que le hacía torcer la boca hacia un lado.

Bec: ¿Hoy tampoco ha venido tu amiga la rarita? —preguntó en tono burlón y mostrándo una sonrisa que se esfumó con la misma rapidez que había aparecido.

—Perdona, ¿has dicho algo? —pregunté a la vez con mala cara.

Becca tamborileó con sus uñas pintadas de rosa pastel la carpeta que abrazaba.

Bec: Desde que sale con Kim tiene poco tiempo para estar con las amigas. —Hizo una pausa y puso los ojos en blanco—. Bueno, no exageremos… amiga. Porque eres la única que tiene ¿no?

—¿Qué quieres, Becca? —pregunté arrastrando las palabras y mi irritación aumentó al ver la sonrisa inocente que esbozó la rubia.

Becca se ahuecó el pelo con los dedos antes de contestar.

Bec: Las chicas y yo hemos pensado que… —empezó a decir en tono aburrido. Lancé un vistazo al grupo de animadoras, que reía entre susurros sin apartar la vista de nosotras—, quizá te gustaría venir con nosotras a la fiesta de este sábado.

Estaré A Tu Lado ( Yoongi Y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora