Allies ✦ Jeon Jungkook

II. Fifty Fifty;

Andar en tacones siempre se me ha dado bien. Mamá dice que Judie y yo heredamos sus pies de bailaría; aunque mi hermana ha sido la única que le ha sacado provecho al asunto, yo más bien suelo tenerlos sobre la mesa ratona de sala, mientras como frituras y hago zapping. Lo que definitivamente no se me da para nada bien, es sonreír con falsedad. Creo que eso también lo he heredado de ella.

Y es que después de una semana de varias de entrevistas de mierda, que un geronte desagradable te diga que tú sueldo corresponderá al necesario para sustentar los viáticos, es muy difícil de digerir.

"Si no tienes algo bueno que decir, es mejor que no digas nada", he respetado tus enseñanzas, papá.

Me he puesto de pie y me he retirado de esa oficina, donde pretendían que trabajara a la par de cualquiera de sus empleados a cambio de "referencias". Por supuesto que no sonreírles -ni despedirme al salir- es lo más educado que he podido hacer.

Entiendo como es el asunto. El mundo competitivo, el valor de un título, el bajo costo de un estudiante; lo cacho. Pero cultivar mi curriculum no es lo que necesito ahora mismo.

—¿A quién quieres conquistar?

Soyoung alcanza mi paso por el pasillo de la uni. Tiene su cabello caoba tirado sobre un hombro y un montón de libros aplastados contra su pecho; sus ojos analíticos recorren mi look "entrevista" de pies a cabeza, y aunque por lo que me ha dicho podría parecer que está bromeando, su expresión me demuestra que la pregunta es real.

—Nada, hoy se me ha antojado venir de "estudiante que no merece un sueldo digno". —resoplo—. Aunque podría desprenderme un par de botones y ser "la básica fantasía de tu secretaria".

Doy un pequeño sacudoncito de hombros y mi amiga lanza una risa, de esas muy suyas, mientras menea la cabeza. Y aunque yo no me río, nunca me pregunta a qué me refiero. La verdad, es una pena, porque a veces me gustaría contarle mis mierdas.

—¿Me guardas lugar? —dice virando hacia el baño.

No contesto pero no hace falta, y cuando su silueta desaparece tras aquella puerta, mis ojos caen de nuevo en el tablón de ofertas de trabajo.

Podrían no hacernos perder el tiempo y colocar una subsección que diga «No vas a ganar nada de pasta aquí».

El mechón de mi cabello que se ha soltado de mi coleta revolotea cuando vuelvo a suspirar con hastío. Sólo hay un nuevo aviso y la acentuación en "sexo femenino" me da mala espina.

Mi móvil suena, distrayéndome de todos los malos escenarios que supe montar en segundos.

Judie: Te fuiste temprano hoy. Te has perdido la trenza nueva que aprendí a hacerme.

Mis comisuras se tuercen por primera vez en el día.

Yo: Me haces una hoy?