VI. A Sample; Part 2

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Joder, el olor a adolescente es nauseabundo

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Joder, el olor a adolescente es nauseabundo.

Vuelvo mi cabeza afuera, al aire nocturno y primaveral que corre por la avenida, y veo la hora en mi móvil antes de inspirar profundo y adentrarme en esa madriguera de hormonas excedidas y virginidad rebosante.

Es sábado y no son las diez de la noche aún, por lo que estoy totalmente seguro de que Jungwoo está aquí. Por eso y porque hace unos cuatro años, yo estaba aquí también. Mientras mis compañeros de instituto se agarraban sus primeras borracheras en las plazas cerca del centro, y se metían mano con las chicas. Yo me metía mano solo y encabezaba el podio nacional del LoL.

Por eso es que no juzgo las decenas de cabezas encintadas en esos auriculares de casco enormes, con sus pantallas pegadas a sus narices, capaces de quemarles las cejas.

Esquivo los cubículos en dirección al elegido. El de siempre. Donde Jungwoo tomaba sus batidos viéndome jugar partidas eternas y alentándome como si fuese yo un puto medallista olímpico. Ahora él está allí con su cara iluminada, mordisqueando su labio como si mantenerlo así de firme entre sus dientes le hiciera ganar precisión sobre el mando que lleva en sus manos. Corrijo: le hace ganar precisión. Está científicamente comprobado. Por mí.

—Caracú. —digo apoyando mi codo en el ángulo del cubículo, tras su tv, pero al parecer está a punto de salvar el día porque no despega sus ojos de la pantalla. No hasta que ahoga un exaltado "¡Si!" Y arranca emocionado los cascos de sus orejas—. ¡Ostras! Casi tres millones. —podría sentir el alfombrado cutre tocarme la barbilla ahora mismo, porque allí es donde tengo mi mandíbula al ver la puntuación en pantalla—. S+... joder...

—¿Qué haces aquí?

Cuando bajo la vista, sus ojos severos han perdido todo rastro de la excitación que resplandecía en ellos hace unos segundos. Al parecer su muro sigue igual de firme y erguido. Debí saberlo, si no me ha contestado ni un mísero mensaje.

—Quería... verte. ¿Qué tal el insti? —preguntó con cautela, y su gesto inseguro me da un poco de esperanzas de que tal vez, él me ha echado de menos también.

Pero entonces cuelga los cascos en su lugar y se pone de pie disparado, dándome la espalda. Parece que ha crecido en estas semanas, su cabeza alcanza más allá de mi mentón ¿Es eso posible?

—Todo bien. Debo irme. —dice en un murmullo y me esquiva, de camino a la salida como si fuera yo un poste en medio del salón de juegos.

Vale Jungwoo. Probemos una vez más.

—Pronto tienes los finales, ¿no es así? —preguntó parandome a su lado frente a la caja registradora.

Cuando él paga su hora de juego yo tomo un puñado de esas chucherías que sé son sus preferidas, y las dejo frente a nosotros junto con un billete. El tipo al otro lado del mostrador ni siquiera eleva la vista cuando empuña el dinero que hemos dejado y lo arroja dentro de la caja, cual mierda en un costal. Pero Jungwoo sí se toma un momento de observar las golosinas antes de, una vez más, darme la espalda y caminar fuera, mientras asiente a mi pregunta con un bajo sonido de su garganta.

Allies ✦ Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora