Allies ✦ Jeon Jungkook

XVI. The Opening; Part 1

Su mirada se agudiza y perfora la mía, como dos anzuelos atrapándome sin posibilidades de huir. Mis dedos tiemblan un poco pero me sostengo a sus ojos de océano.

—¿Estás seguro de esto? —murmura con su voz de las profundidades.

Trago duro.

—Estoy listo. ¿Tú?

—Por supuesto.

Cuando el ángulo de su boca se tuerce, me acobardo un poco.

Y antes de que pueda reaccionar, sus palmas desaparecen del lugar bajo las mías e impactan con un chasquido ensordecedor sobre el dorso de mis manos.

—¡Mierda! —las sacudo, me han quedado picando como el infierno. Lucy sonríe con toda la cara como si se hubiera ganado la lotería, aunque sólo me haya dado un guantazo—. ¿Cómo eres tan jodidamente rápida? Juguemos a otra cosa.

—Has perdido Jeon Jungkook, acéptalo de una vez y cuelga el cuadro donde yo he dicho. —señala tras el mostrador.

Yo suspiro, porque apuestas son apuestas.

Acomodo el póster del Penny Lane que Lucy se ha encargado de encuadrar. Lo cuelgo en la pared tras la barra y vuelvo a leerlo como si fuera una nueva noticia a pesar de que lo conozco ya de memoria.

—¿Ves? Ahí queda de maravilla.

Me pregunto cómo se vería este sitio cuando mi tío lo abrió al público por primera vez. ¿Habrá sentido las ansias que siento yo? ¿Estaría igual de ilusionado? He descubierto tantas cosas de él en este último tiempo, que a veces lo siento como un extraño.

—¿Cómo crees... que se sintió Yuseok con el Penny Lane? —suelto, girando un poco el marco para que esté perfectamente derecho.

—Me importa más: ¿cómo se siente Jungkook con el Unplugged?

Cuando me volteo, Lucy va con sus codos sobre la barra, lleva su mentón en una mano y me observa con ese bonito rostro que tiene mientras yo me apoyo frente a ella, como si fuera mi primer cliente.

El Unplugged. Así he decidido llamar al lugar. Han sido varias las cosas que me han arrastrado hacia ese nombre. Básicamente, esto se ha vuelto como un santuario de desconexión para mí, la balsa a la cual aferrarme en medio del mar enfurecido; sé que también para Lucy, aunque no lo haya dicho explícitamente. Y es lo que, de verdad, deseo que sea para todo quien cruce esa puerta roída. Desde el rapero que lo estaba dando todo en la calle del centro, hasta cualquiera que por alguna razón acabe aquí.

Por esa idea fue también que el mural del escenario de pronto comenzó a cobrar sentido, aunque todavía lo llevo cubierto con telas. Lucy ha estado los últimos días abucheándome porque no le permito verlo -sí, ahora el abucheo se ha vuelto cosa de los dos-, y aunque esté muy feliz con el resultado, quiero enseñárselo cuando esté listo.