Allies ✦ Jeon Jungkook

XXI. Decisions;

Jungwoo entra a la sala y se queda de pie a un lado de la puerta, mientras yo la cierro a mis espaldas y llevo mis ojos al sitio en el que él los sostiene.

Papá está dormido en el sofá individual, como si el sueño le hubiera azotado sin previo aviso ni disposición de su parte. Su cabeza cuelga hacia atrás en el respaldar y los brazos le caen flácidos a los lados del cuerpo. La televisión transmite un programa cutre de hace unos diez años, con peinados ridículos y colores excesivos, clásico de los domingos a la tarde.

Aprieto el hombro de mi hermano, quien no me mira pero frunce el ceño con desavenencia ante la imagen. Me gustaría saber qué pasa por su cabeza, hacerme con esas ideas y desaparecerlas, convertir su gesto torcido en una sonrisa despreocupada. Por eso es que aún no estoy seguro de querer hacer esto frente a él, pero en este punto siento que tener una charla a sus espaldas sólo aumentaría su rencor, y es muy pequeño para cargar con esa oscuridad, más aún para que seamos nosotros los culpables de ella.

Así que, tras una palmadita en su hombro, más para darme valor a mí que a él, me sumerjo en el desastre de la sala. Hago más ruido del necesario, dándole oportunidad a nuestro padre de que abra los ojos sin ser llamado. Irónicamente, se despierta de golpe cuando apago la televisión directo de la pantalla, porque ni siquiera voy a intentar encontrar el mando en este basurero.

—Ju-Jungkook... —dice, confuso, ido, mientras restriega su cara, sus ojos y trata de acomodar su cabello irguiéndose en el lugar. Luego de carraspear para ganar dignidad, pregunta lo obvio—. ¿Qué haces aquí?

Me encojo de hombros, no desinteresado sino más bien resignado, porque es bastante evidente. Cuando me dejo caer en el sofá a su lado, busco a Jungwoo, que continúa de pie bajo el arco entre el recibidor y la sala, viéndome, ahora, algo nervioso.

—Ven aquí, Woosy. —palmeo el cojín a mi lado, y es entonces que papá lo ve.

—Jungwoo... N-no has comido ¿verdad? —dice poniéndose de pie—. Compré ramen. Voy a poner agua y...

—Papá... —le llamo, pero nada, se pone a recoger los desperdicios de la mesa igual que la última vez que le visite, como si tuviera que pasar una inspección, o quisiera escapar de este momento. Pero cuando mira a Jungwoo quien aún no se ha movido de su sitio ni a cambiado su gesto, parece entender que este no será un día más, y que ya no puede escapar. Sus hombros caen en el momento en que lo vislumbra, y vuelve a verme a mí—. Siéntate, papá.

Y lo hace, suspirando profundo devuelve lo que tiene en las mano al lugar sobre la mesa y su cuerpo al sofá. Entonces Jungwoo entra por fin. Cuando se sienta a mi lado, con su espalda recta, sus manos en un puño y su mirada en ellas, palmeo su rodilla y le sonrío.

Y suspirando, junto toda mi decencia, mi amor y mi paciencia, para ver a la cara a mi padre y tener de una vez por todas la charla que todos necesitamos.