XXV. A Liar; Part 2

1.6K 192 177
                                    

Esta vez es él quien hace la liquidación de la noche, mientras yo le observo sentada en la barra junto al dinero, balanceando en el aire los pies

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Esta vez es él quien hace la liquidación de la noche, mientras yo le observo sentada en la barra junto al dinero, balanceando en el aire los pies. Hay silencio, lo cual es extraño, porque Jungkook es esa clase de persona que necesita una banda sonora para su vida.

—De nuevo... —dice, juntando la pila de billetes y alzando la cabeza hacia mí, con una de sus sonrisas comprimidas—, casi trescientos mil. Cuando me habiliten a cobrar con tarjeta nos haremos millonarios, tronca. ¿Dónde quieres tu isla privada? La mía será cerca de Hawai, y por favor, quítate los zapatos para pisar mi arena. 

Una vez más vuelve a pasar por alto el hecho de que he renunciado a partir de esta noche. Y porque no tenga ya fuerzas para repetirlo y estoy nerviosa por esa bendita charla, me sonrío.

—Odio la arena, Jungkook.

Se para en seco y vuelve a elevar hacia mi su desconcertada mirada, como si de la nada acabase de maldecir a toda su herencia.

—Eres subnormal. —termina concluyendo, hasta con un encogimiento de hombros, y acaba por soltar una risa cuando esquiva la patadita que le lanzo sin éxito.

Separa diligentemente el dinero en los distintos sobre que hemos improvisado. Las ganancias, los gastos, la paga de Danbi. Todo muy sencillo pero práctico. Oportuno, igual que él. Me quedo un momento abstraída en sus movimientos perezosos, en el sacudir de su garganta que tararea bajo alguna canción que no distingo, suplantando él mismo la falta de música. Estoy segura que su cabeza es de esas que no conocen el vacío y lo imagino, en su más relajado momento, reproduciendo algún jingle comercial antiguo.

Acabo abstraída en él, aquí, rodeado de lo suyo, de todo lo que ha logrado, de todo lo que puede llegar a ser. A los golpes, como sabe, con sus ganas, abrazando sus momentáneas cobardías y perdonándose sus traspiés, levantándose siempre para sacudirse las rodillas y seguir, con esos ojos de universo, esa sonrisa de niñato y esa nobleza infinita.

—¿Me dejarías pisar tu isla?... —susurro, sus ojos regresan a los míos, no hay sorpresa, como si fuera una pregunta que cabría esperar—. ¿Me dejarías hacerlo con zapatillas?

Cuando sus hombros caen, lo analiza, masticándose un poco el labio inferior. Al final deja los sobres a un lado y se acerca a mí, acomodando su cuerpo entre mis piernas, subiendo sus manos a mis rodillas, que recorren a su tiempo mis muslos.

—A ti te dejo que vayas de tacones si quieres.

No soy yo quien decide que mis dedos se anuden con los cabellos de su nuca. De hecho el sólo tocarlo me hunde en la tristeza, como cuando estás teniendo un sueño estupendo y de pronto, tu subconsciente te revela la verdad de que es sólo eso, un sueño. A mi cuerpo parece no importarle, como si no estuviera de acuerdo con esta incipiente despedida y tratara de convencerme de que podemos seguir durmiendo.

Igual que la otra noche, la sola idea de alejarnos, me hace querer tenerlo cerca, lo más posible. Dentro de mí de todas las posibles formas.

—Arena y tacones no es buena combinación. —fuerzo una sonrisa, mientras él estira su boca para dejar un beso seco en la mía a la vez que lleva su mirada hacia arriba, como si se lo estuviese pensando.

Allies ✦ Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora