Allies ✦ Jeon Jungkook

XV. An Ace;

El canturreo suave del ave me envuelve la conciencia y tira de ella, sutil, paciente, me jala de a poco a la realidad a la que mis sentidos comienzan a despertar. Y mientras voy ganando entendimiento, se le une a esa melodía unas cuerdas conocidas, y a esos acordes el peso sobre mi cuerpo.

Abro los ojos. Las vigas metálicas me confunden, y no es el lugar lo primero que me ubica en la tierra, sino él. Aún mientras la música suena, medio cuerpo de Jungkook va encima mío. Su pecho me aplasta un hombro, su brazo pesado apresa mi torso y su pierna muerta forma un triángulo a la altura de mis muslos. Lleva la cabeza un poco en la almohada un poco en mi cuello, con su boca entreabierta y su respiración fuerte, como si su nariz no funcionara correctamente. Y sigue durmiendo mientras la música suena. Se ve guapísimo, aún mientras la música suena.

¿Qué coño con esa música?

Espera un momento...

—¡Puta mierda! —¡Judie! mierdamierdamierda. Intento levantarme pero literalmente pesa el doble que yo, y he dejado más que claro que no tengo fuerza alguna—. Jung... kook... —me empeño, filtrando un brazo fuera de su nudo e intentando deshacerme de su muslo, pero parece una res muerta sobre mis piernas—. Joder... ¡Jungkook! ¡Puto mastodonte! —aprieto sus mejillas con mi mano libre y al fin, sus ojos de ciervo ven la luz. Su garganta gruñe y su ceño se frunce y cuando estoy a punto de cantar victoria, se queja un poco y baja su brazo mientras vuelve a cerrar sus párpados, me lo quita por fin de encima y dirige su mano a su entrepierna, donde sostiene dormido la erección mañanera que reluce, mientras vuelve a gruñir—. No me jodas, tronco. —lo vuelvo a empujar, ahora es más sencillo porque tengo hacia dónde salir, así que, con todas las fuerzas que he tenido que usar jamás, logro zafarme de él. Mi pierna se engancha un poco en las suyas cuando caigo en una voltereta del sofá y a gatas me arrastro hasta el borde de la alfombra, donde sus pantalones van enrollados como si el hombre invisible los llevara en sus tobillos —. H-hola... papá... —jadeo al fin al encontrar mi móvil.

—Lucy ¿Dónde estás? No has vuelto anoche ¿estás bien?

Suspiro.

—Lo sé... estoy bien, papá.

Como cinco latidos de mi corazón después, escucho roncar su garganta.

—Ya... no debería preguntar, supongo.

—Es lo correcto... ya soy mayorcita, sabes. De todas formas, no es lo que crees. —o más o menos.

—Yo no creo nada. —brama, me quiero reír pero no lo hago, por respeto a todo ese rollo de "padre que desconoce la sexualidad de su hija", que cree que aún me trago—. Judie te está esperando... ¿vas a... ?

—Si, si... si voy... me tardaré unos veinte minutos pero ahí estaré. —digo pasando una mano por mi cabello como si agilizara así la tarea de verme decente, mientras en un movimiento veloz alejo el móvil para cerciorarme de la hora—. Dile al moco que me espere ¿si?