XXX.Something Else;

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—¿Estás haciendo peleas clandestinas aquí arriba? —grita Lucy desde el piso superior, mientras yo acomodo las dos cervezas en la bandeja y las destapo

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—¿Estás haciendo peleas clandestinas aquí arriba? —grita Lucy desde el piso superior, mientras yo acomodo las dos cervezas en la bandeja y las destapo.

—¡De gallos! —respondo. Creo escuchar su risa apretada.

Vale, he sido algo inútil con el orden estos últimos días. Claramente la introspección del momento no me permitía ver el caos. Claramente también: soy un poco desastre. Sobre todo cuando ella no está por aquí.

Observo la bandeja ovalada con las dos cervezas en medio. Me parece muy poca cosa... ¿qué tal aceitunas? No tengo idea si le gustan, pero tampoco es que tenga mucha cosa que ofrecer; razón por la que seguro me va a regañar.

Realmente, realmente, quiero que esto sea un comienzo perfecto. A nuestra manera, claro.

Ya sé: servilletas...

Estoy emocionado como un crío. Reconozco de inmediato esta sensación de pecho lleno, de ansias por el mañana. Creo haber sentido esta clase de emoción hacia el porvenir sólo una vez antes.

Cuando tenía dieciséis años, en uno de esos paquetes que mi tío solía enviarme, vino como siempre una carta de su puño y letra, de esas que le daban cierto misticismo a su vida y a la mía, porque en pleno siglo veintiuno yo me hallaba esperando correspondencia como en la guerra. El asunto es que, ese abril, con esa carta, me encontré de pronto ansiando algo más; en los últimos renglones Yuseok prometía llevarme con él en cuanto se asentase allí donde estaba, en Italia. Lo esperé todo ese año y el siguiente. La expectación de algo que deseas puede ser tan o más satisfactorio que cumplirlo al fin. Al menos así lo sentí entonces, fui feliz planeando un viaje que nunca existió, a pesar de la desilusión que le siguió. Pero esta vez no hay tal cosa, tras mi entusiasmo casi infantil sólo se expande un amplio horizonte hacia el que estoy ansioso por echar a correr. Como si todo hubiera decantado al fin el lo que tenía que ser.

Pienso si la razón de este arrebato de ilusión se debe a que Lucy este a mi lado; si tal vez sea por la alianza silenciosa y compasiva que papá, Jungwoo y yo estamos construyendo, o por reencontrarme con ese retén invulnerable que mi madre siempre ha sido. Pero, dándole vueltas a todo y rascando tras el nuevo orden, creo que sólo estoy yo. Yo, aprendiendo a transformar cada cosa en "Lo que tenía que ser". Yo descubriéndome más valiente de lo que me creía, yo confundido e irascible, pero yo.

Cuando llego arriba, su risa acallada le desinfla las mejillas y sisea entre sus labios, obligándome a alzar la vista que traía custodiando con cuidado las botellas.

Allí en mi habitación, descalza como de costumbre, se acerca a mí observando la bandeja en mis manos.

—¿Eso son... ? —su dedo señala las servilletas enrolladas esmeradamente.

—Flores... de papel. De nada. —me encojo apenas de hombros. Su risa corta revolotea ahora sin contención, yo me quedo viéndola como un tonto. Joder que todo está de maravilla.

Allies ✦ Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora