XXXI. Goodbye;

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Es sencillo ahora dar cuenta de la cantidad de sensaciones que me he perdido por no atreverme a, simplemente, vivir

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Es sencillo ahora dar cuenta de la cantidad de sensaciones que me he perdido por no atreverme a, simplemente, vivir. Dentro de mí había crecido una especie de miedo a las consecuencias, consecuencias de las que no podría escapar si comenzaba a echarle cara y color a las emociones. Un miedo infundado, uno que deje avanzar, porque ir en contra de él podía significar descubrir que al final estaba vacía, no era lo suficientemente buena y merecía poco por eso. Que los grandes sueños no tenían mi nombre y que la felicidad no era más que un engaño en el que todos nos habíamos permitido caer. Tal vez mi error fue coartarme tanto que hice de las metas de los demás las mías, y supongo que no puedes ser feliz con sueños prestados. Me di cuenta también, que tampoco es que necesitase los propios para serlo, ahora que he comenzado a descubrir que mi felicidad se encuentra en las pequeñas cosas, y en lo que cada día me atrevo a construir, he dejado de exigirme a mí misma un sueño para ser merecedora de ella.

Por ejemplo, ahora mismo, no hay nada que desee más que despertar de esta manera. Con Jungkook escondido en el hueco de mi cuello, su aliento cálido entibiándome y el sonido de su pesada respiración. Su brazo y pierna surcando mi cuerpo como si temiese que quisiera huir en la noche. La tenue luz del sol filtrándose por el tragaluz del bar y bañando el piso de este sitio en el que no me imaginé jamás, y del que no quiero despedirme nunca; tras haber pasado la noche follando, haciendo el amor, follando más, y riendo el triple. Con la certeza de que mi día será tan bueno como yo quiero que sea.

Hmm... ¿Qué hora es?... —masculla con su garganta algo rota, cuando tejo mis dedos haciendo a un lado su cabello para descubrir su rostro.

—Ojalá pudiera alcanzar el móvil... pero estoy muy ocupada intentando respirar... —me lamento. Aún de ojos cerrados deja ir una risita corta y ronca que me hace recrearme y acurrucarme más a él, traicionando mis propias quejas. Sus labios se presionan en mi cuello y parece que le hubiera rogado que me aplastase por completo, porque se echa aún más sobre mí, afirmando su erección a mi muslo, enroscando su brazo y pierna bajo mi cuerpo y estrujándome hasta que protesto—. ¡Vas a matarme, animal...!

Cuando gira sobre su espalda me lleva con él, como si fuese yo sus sábanas. Al menos tiene el detalle de quitarme el cabello del rostro cuando deja de oprimirme contra su pecho desnudo, donde me apoyo para incorporarme un poco.

—Hola, guapa... —suelta con una sonrisa aletargada, peinando mi cabello hacia un lado y otro porque no le encuentra la forma. No me extraña, a decir verdad, porque no hay manera que acabe una maratón de orgasmos con la línea bien hecha en mi cabeza. Me dejo caer acomodándome con el mentón sobre mis manos, que cruzo encima de él. Siento sus dedos juguetear con el elástico de mis bragas y subir en caricias perdidas por mi cadera y cintura, mientras nos miramos, con una fijación absurda y una diversión infundada—. ¿Descansaste?

—Mucho, como un oso en invierno...

—Qué sexy...

Me rio.

Allies ✦ Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora