Capítulo 38 - Emociones

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Los jadeos inundan la sala. Los labios de Raoul empiezan a recorrer con hambre el cuello de Agoney haciendo que su respiración se acelere más si cabe. Sus finos y ágiles dedos se cuelan por su camisa desabrochándole todos los botones de golpe. 

El moreno nota como empiezan a temblarle las piernas, no se cree que esté sucediendo. Raoul se muerde el labio inferior con lujuria a medida que pasea su vista por todo el torso del moreno. No es la primera vez que están en una situación similar, no es la primera vez que lo ve semidesnudo, pero el nerviosismo que le invade en estos momentos hace sentir a Raoul como si lo fuera.

- A tu ritmo, enano -le recuerda Agoney acariciándole la mejilla al ver a Raoul con la respiración agitada debido al calentón, la euforia y el nerviosismo

- Lo sé -le sonríe el rubio a modo de agradecimiento

Raoul retira con sumo cuidado la camisa del moreno dejándola caer hasta los codos y entierra su cabeza en el cuello del contrario. Saca la lengua y empieza su recorrido desde la base del cuello hasta su ombligo, alternando lametones y besos en el camino.

- Dios, Raoul -gime Agoney y el rubio lo agradece, pues eso le hace coger algo más de confianza

Cuando su lengua se mantiene entretenida en uno de los pectorales, se oyen un par de disparos que los sacan de su pequeña burbuja. Raoul se separa a toda velocidad de Agoney y dirige su mirada hacia la puerta.

- Qué demonios...? -pregunta Raoul desconcertado

- Nos han pillado -Agoney se recoloca la camisa a toda velocidad y se la abotona más deprisa que nunca- prepara el revólver y escondete todo el tiempo detrás de mí

- No voy a usarte de escudo -Raoul saca la pistola como le ha ordenado el mayor y le pasa la chaqueta para que se la ponga

- Sabía que dirías eso -Agoney se recoloca bien la americana y saca el revólver al igual que Raoul- tómatelo como que me cubres las espaldas

Raoul asiente y ambos se ponen en guardia, preparados para salir del baño. No saben cómo explicar qué hacían los dos en el baño si alguien les ve, pero con suerte el revuelo que tienen montado en el casino les servirá de distracción.

- Crees que ha sido culpa nuestra? -pregunta de pronto Raoul sorprendiendo al mayor- por no estar donde deberíamos...

- No, que va, este plan hacía aguas por todas partes -le explica Agoney haciéndole una señal para que siga andando- mi hermano solo con una caja fuerte, mi tío que no tiene sentido común en un casino con lo que a él le gusta el juego, Bruno y mi padre acompañando personalmente a Roi solo por una venta de alcohol... cantaba mucho todo

Y en ese momento, Raoul cae en cuenta de algo en lo que no había pensado hasta el momento. Su amigo, su hermano, estaba ahí rodeado de mafiosos sin siquiera saber usar un arma y él casándose de mentira... "Hay que ser gilipollas" se maldice a sí mismo.

- Roi, Roi está ahí -un Raoul completamente falto de sentido común, echa a correr por el largo pasillo que separa los baños de la sala de juegos

Agoney, ágil y veloz como un águila, sale corriendo detrás de él y con todas sus fuerzas lo estampa contra la pared  para detenerlo antes de que se convierta en un blanco fácil. La escena sería incluso erotica si no estuvieran en una situación tan compleja.

- Estás loco? Si sales ahí así como así vas a caer en nada -le intenta hacer entrar en razón el moreno cogiéndole la cara para tener contacto visual con él- no quiero enviudarme tan pronto

- Pero Roi...

- Quieres tener un poquito más de fe en él y en nuestra familia? -se enerva Agoney- estará bien, vale? Si te suicidas como estabas a punto de hacer, no le haces ningún favor a nadie y mucho menos a Roi

Raoul se pasa la mano por la cabeza a modo de desesperación. Agoney tiene razón, no puede ir tan a lo loco por la vida y menos ahora que forma parte de una mafia tan importante como desquiciada.

- Qué hago? -le pide a Agoney a sabiendas de que tiene más experiencia que él en estos casos

- Primero, escondete ese anillo -le pide Agoney fijándose en su mano- papá lo reconocería y lo último que quiero es más problemas, ya encontraremos un modo de que lo lleves escondido al llegar a casa

Raoul asiente completamente de acuerdo y guarda bien el anillo en el bolsillo interior de su gabardina.

- Ahora ponte a mis espaldas y sígueme como si fueras mi sombra, yo dispararé, vale? -promete el moreno recordando que Raoul de mafioso tiene más bien poco y es prácticamente incapaz de dañar volumtariamente a alguien- eso sí, si alguien se escapa de mi vista o yo no puedo hacer nada, necesito que lo hagas tú, me da igual si no los matas, pero hierelos, entendido?

- Agoney, que no soy un bebé, puedo matar si quiero -asegura el rubio- ya estoy mentalizado, de verdad

- Ya y confío en ti -dice con sinceridad el de ojos oscuros- pero yo tampoco quiero que mates si no es necesario

Y Raoul, que se recuerda mentalmente la razón por la que está ahí, juraría que no se ha sentido tan mal en mucho tiempo. Agoney no quiere verle matar a nadie, Agoney le quiere inocente y puro y él estaba dispuesto a convencerle para matar a parte de su familia.

En estos momentos también recuerda su primer beso con el moreno, ese día él lo estaba consolando porque Agoney aseguraba que es un monstruo mientras Raoul le repetía sin cesar que no lo es. El rubio sigue manteniéndose firme, Agoney no es un monstruo, Agoney es la persona más bonita del mundo.

El monstruo es él que pretende manipular a la persona a la que ama para cumplir su venganza.

El monstruo es él que ha enamorado a Agoney con sus mentiras. Qué pasará cuando el moreno se dé cuenta de cómo es realmente? Seguirá queriéndolo?

El monstruo es él, que arrastró a su mejor amigo hasta la boca del lobo y ahora no sabe siquiera si sigue con vida. Que cogió la pasión de Roi y la utilizó para hacer daño. Que ha utilizado también a su único apoyo durante años.

Raoul tiene claro que si hay un monstruo en esa pareja, es él mismo.

Tiene que hacer algo, cambiar, arreglar las cosas... ser sincero...

- Ago, yo... quería decirte algo

Pero cuando levanta la cabeza, el otro chico ya ha salido de su escondite para avanzar hacia el salón. Alarmado, Raoul sale tras él como ha prometido hace unos segundos.

- Me has oído? -el rubio debe alzar la voz, pues cada vez están más próximos al tiroteo

- Sí, mi amor, pero me lo dices luego que ahora estoy algo liadillo

Agoney sale corriendo y empieza a disparar a algunos empleados del casino, que le reconocen inmediatamente. Raoul le sigue y hace lo propio hasta que deciden volver a refugiarse tras una de las mesas que hay volcadas en el suelo. El corazón se les va a salir de la boca.

Quién le iba a decir a Raoul que después de años sin sentir nada, sentiría tantas emociones juntas de golpe?

91 DAYS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora