Capítulo 27 - Descanso

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Cuando abre los ojos, lo primero que encuentra Raoul es el cielo nocturno estadounidense. Cuánto tiempo lleva dormido? Bueno... desmayado... Aún en el estado de somnolencia de aquel que se acaba de despertar, intenta incorporarse, pero unas manos -las de Agoney deduce y espera- le vuelven a recostar.

- No te muevas, porfa -le pide el contrario con una dulzura muy poco característica en su voz

Algo va mal.

- Qué pasa, Agoney?

- Nada, tú descansa que en dos días llegamos a casa -Agoney acaricia con suavidad los mechones del chico

- No eran tres? -alza una ceja algo extrañado el rubio

- Si no paramos, podemos hacerlo en dos días -explica Agoney mientras guía al caballo por la ruta correcta

- El caballo no va a andar dos días sin parar, eres consciente, no?

- Pues lo subimos al carro y tiro yo de él si es necesario -bromea Agoney soltando una mueca apenada que Raoul sabe que ha intentado reprimir

- Se ha infectado, no? -pregunta a bocajarro Raoul clavando sus orbes de miel en la oscuridad del contrario- por eso quieres llegar tan rápido

Agoney agacha la cabeza como señal de agotamiento y rendimiento, cuando la vuelve a levantar sus ojos cristalizados parecen darle la respuesta a Raoul mucho antes que las palabras que salen a duras penas de su garganta.

- No lo sé con exactitud, pero es muy probable que sí -se sincera el moreno

- Y qué podemos hacer?

- Darnos prisa y que te vea un médico de verdad con medicina de verdad -sentencia el moreno moviendo la pierna con nerviosismo

- Cómo va tu pierna?

- Es lo menos importante ahora

- Agoney, necesitas que te la limpie y te cambie el vendaje -explica Raoul- otra infección no nos ayudaría nada, déjame ayudarte

El moreno vacila unos segundos sobre la propuesta de Raoul. Es cierto que si a él se le infecta también la herida lo tienen crudo, pero por otra parte el chico necesita descanso y reposo...

- La última vez que hiciste un esfuerzo se te reabrió la herida -decide finalmente Agoney- así que no me la quiero volver a jugar

- Agoney, no seas pesado y hazme caso -pide Raoul algo cansado de la discusión- si quieres te pones tú la venda, pero a la herida no llegas y a mí no me supone nada limpiártela

Y por mucho que se oponga al hecho de que el rubio haga esfuerzos, Agoney sabe que es la única forma de no empeorar las cosas.

El moreno se deshace de sus pantalones y se arrodilla de culo a Raoul para que el chico solo tenga que incorporarse un poco. A simple vista, el vendaje no está manchado por lo que el rubio deduce que su herida no se ha abierto y por tanto no va a ser muy difícil la cura. Es el propio Agoney el que retira la venda dejando al descubierto el pequeño trozo de trapo que dejó Raoul presionando la herida la última vez que le curó.

Con sumo cuidado, Raoul coge el cacho de paño y lo retira. La herida que queda debajo de éste parece estar empezando a cicatrizar así que Raoul se limita a pasar un poco de agua y jabón para limpiarlo y volver a taparlo con otro trozo de trapo.

- Cómo lo ves? -pregunta Agoney bastante despreocupado

- Bien, muy bien -afirma sinceramente el rubio mientras presiona con el paño la herida- ponte ya la venda

Agoney asiente y empieza a enroscar el vendaje alrededor de su muslo. El chico debe inclinarse para poder dar la vuelta a toda la pierna dejando, esta vez sin querer, el culo en pompa demasiado cerca de su cara para el gusto del rubio.

"Joder, Raoul, puede que te estés muriendo y lo único que se te pasa por la cabeza es ponerte a mirarle el culo" se riñe mentalmente a la par que cierra los ojos.

Poco después los vuelve a abrir "pensándolo mejor, es una buena imagen que ver antes de morir".

Agoney acaba de cambiarse el vendaje, se pone los pantalones de nuevo y vuelve a sentarse junto a Raoul. Instintivamente, el moreno deja su mano sobre el cabello dorado del menor y empieza a acariciarlo con el único pretexto de tranquilizarle. Raoul alza la cabeza encontrándose la sonrisa blanquecina y de incisivos separados de Agoney. La sonrisa de sus sueños.

"Esta, esta es la mejor imagen que ver antes de morir" decide Raoul al verle.

- Ago...

- Dime, chiquitín -pregunta el moreno sin cesar sus caricias

- A los enfermos no se les puede negar nada, no? -pregunta con picardía el rubio

- Quién dijo eso? -ríe Agoney

Y si la sonrisa de Agoney es la mejor imagen que existe para despedirte de tu vida, Raoul está convencido de que su risa es el sonido con el que te reciben en el cielo.

- Yo...

- Venga, qué quieres? -le sigue el juego algo divertido

- Que dejes a Carbón tranquilo un rato y te tumbes aquí conmigo -pide Raoul haciendo un puchero que de inocente tiene más bien poco

- Carbón? -alza una ceja Agoney

- Sí, le he bautizado así -afirma con una sonrisa orgullosa el rubio- como es negro puro

- Que poco original...

- Iba a llamarle, Ojosdeagoney pero quedaba muy largo

- Qué gilipollas eres -ríe a carcajada limpia el moreno

- Lo digo en serio, déjale descansar y de paso descansas tú también un rato, que falta os hace a los dos

- Y tu espalda?

- Ago, tarde o temprano vamos a tener que parar porque ni Carbón puede cargar con nosotros dos días seguidos ni nosotros podemos mantenernos despiertos para guiarle -afirma Raoul intentando hacer entrar en razón al otro chico- así que tomaos un descanso y acurrúcate aquí conmigo que es lo que necesito en estos momentos

Y Agoney está dispuesto a hacer todo lo que Raoul le pida si lo hace con esa voz y con esa cara que le resultan irresistibles.

Cuando encuentra un lugar más o menos seguro para pasar el resto de la noche, ordena a Carbón que descanse y se tumba junto a Raoul haciendo que su hombro derecho se roce con el izquierdo del rubio. El rubio le sonríe a modo de agradecimiento, gesto que Agoney le otorga de vuelta. Quizás Raoul tenga razón y necesite un descanso...

Y cuando está a punto de dormirse con miles de dudas y de miedos en mente, nota el brazo de Raoul rodeandole la cintura de forma instintiva y prometiendo velarle el sueño para que por fin pueda descansar de verdad.

91 DAYS (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora