Brigada Khaos

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Mantuvo las manos sobre el mango de su espada, viendo con sus ojos azules toda la destrucción que había causado en su pelea contra el Mandamiento. Toda aquella zona, estaba destruida, con árboles arrancados y varios cráteres por la zona, dejando ver hierba negra por la ceniza. Cruel Sun había causado más destrucción de la que él mismo pensó en un momento. Pero había conseguido destruir por completo a uno de los Mandamientos, reduciendo así su poder. Meneó el brazo, notando como el mismo crujía.

"Bueno, ahora he de marcharme de aquí", se dijo, colocando la espada en su espalda, mientras mantenía su imponente figura. Desbordaba poder y calor a raudales, haciendo que la hierba se quemara levemente. Debía encontrar un modo de controlar aquel poder que llevaba. Pero, ¿cómo lo haría? Naruto ya no tenía el apoyo del Cielo, de nadie en realidad. Ahora le tocaría deambular por las calles, solo, enfrentando a los miembros del Clan de los Demonios.

Rascó su nuca, manteniendo una mirada calmada, observando como el sol había comenzado a bajar, pasando del medio día. Su poder comenzaba a reducirse lentamente. Logró derrotar a Kokabiel gracias a la ayuda de aquella voz, que le otorgó el poder para usar Sunshine en la noche. Pero solo durante un día. Aquello fue realmente genial, logrando de esta manera salvar a sus amigas Xenovia e Irina.

―Eres interesante―dijo una voz monótona, sin emoción alguna, haciendo que el antiguo ángel se tensara, notando un inmenso poder detrás de él, haciéndolo sudar ligeramente―. Me interesas.

Giró la cabeza lentamente, mirando con ojos abiertos al máximo a una niña vestida de gótica, con ojos negros opacos, sin brillo alguno, con orejas picudas como la de los elfos. Su cabello negro, caía hasta su espalda, mientras flotaba ligeramente, mirando al portador de la Gracia del Sol directamente, no pestañeando ni un segundo. Realmente era extraño para el antiguo ángel, que estaba completamente tensado por sentir aquel poder abrumador, capaz de aplastarlo.

Era más abrumador que el de los mismos Mandamientos.

Retrocedió ante la niña de aspecto apático, con ojos apagados y negros, mirándolo fijamente, sin pestañear, mostrando una leve expresión de confusión. Naruto juraba que aquella niña, lo analizaba de arriba abajo, no apartando los ojos de él. Hubiera desenvainado la espada, si aquella presencia de verdad no lo hubiera dejado estático, esperando ser reducido a la nada.

―¿Uhm? Parece...que no hablas mucho―murmuró la niña, acercándose, dando vueltas alrededor del muchacho, mirándolo sin despegar los ojos de él―. O, ¿es porque mi poder te abruma? Espero que sea lo segundo. Deseo hablar contigo, ángel sin alas.

Naruto enarcó una de sus cejas, manteniendo los ojos azules sobre aquella niña de inmenso poder. Tragó saliva e intentó hablar, pero no pudo lograrlo enseguida. Le llevó varios segundos acostumbrarse al inmenso ambiente que aquella niña gótica provocaba. Incluso era más poderoso que el que Gabriel o Michael producían. ¡Nadie podía igualar al de esta niña!

Gotas de sudor cayeron de su rostro.

―Si...bueno―murmuró, manteniendo a raya sus nervios. Si no lo hubiera hecho, tal vez hubiera tartamudeado y nada habría salido de su boca. Si, una niña estaba manteniendo a raya al portador de la Gracia perdida, la más poderosa que Dios creó cuando estuvo vivo. Sumando que el sol pasaba del medio día, ahora su poder era cada vez menor, mientras que el de aquella morena, era constante, cayendo sobre sus hombros, casi hundiéndolo en el suelo. Juraba oír como este crujía por la presión que aquella niña ejercía―. Nunca...me topé...con alguien como tú.

―Eso es obvio, ángel―murmuró ella, deteniendo su examen ocular sobre el muchacho, mirando directamente al rostro de este―. No hay nadie como yo. Tal vez, solo uno más. El Gran Rojo, el Dragón del Apocalipsis, quien me ha arrebatado mi hogar, la Brecha Dimensional―explicó, a la vez que miraba al cielo. Naruto suponía que ahora mismo, la niña intentaba imaginarse al Gran Rojo―. Soy Ophis, el Dragón del Infinito, el Ouroboros. Es un placer conocerte, Naruto Mael Escanor, portador del poder del sol y de los reyes dragón―se presentó, sin mostrar una mera sonrisa.

Naruto: El As de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora