Esplendor del Sol

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Sabor metálico recorría su boca, mientras escupía sangre, arrodillado, mirando aquel destruido suelo, con mechones de cabello rubio pálido sobre su rostro, mientras apretaba los puños, arrastrando tierra con sus manos, jadeando. De su pecho, gotas escarlatas escurrían por un arpón que lo atravesaba, desde atrás. Maliciosamente, Galand de la Verdad removió a Halberd con vierta fuerza, deleitándose de los gruñidos de dolor por parte del ángel. Naruto Mael Escanor, estaba allí, derrotado, arrodillado con la sangre escapando de su pecho, atravesado. Se hubiera levantado, si aquel demonio no le hubiera cortado la pierna derecha, de un tajo veloz, certero.

―Entonces, señor ángel, ¿Qué quieres que te corte ahora? ¿O a quién? Ya sé, a esos arcángeles de segunda, siervos de tu Dios―declaró, riendo, el demonio de cuatro metros, sentándose frente al portador de la Gracia, en una inmensa rosa, con las manos bajo su barbilla, riendo oscuramente, viendo los apagados ojos del ángel―. Sería perfecto, ver tu rostro cuando mate a los tuyos. Pero, no debo dejarte huir de aquí. Podrías acabar con mis planes, y mi señor no es paciente.

Naruto ladeó la cabeza, cerrando los ojos por la neblina que en ellos había aparecido, nublando su mente, haciendo que el muchacho encogiera, volviera a su cuerpo inicial. El Mooshine no era tan poderoso. Pero, estaba harto de depender de un poder, que solo servía en horas diurnas.

Miró al demonio, apretando los dientes sangrantes, colocando la mano sobre su rodilla, alzando el brazo. Rhitta llegó a su extremidad y la aferró con fuerza, mientras vapor salía de su pierna cortada. Volvió a la normalidad, dejando completo al ángel, que desplegó cuatro alas doradas, haciendo que Galand sonriera.

Arrancó a Halberd de su cuerpo, apretando el agarre sobre el arma de aquel demonio, mirándole con ojos azulados, casi dorados mismos. Lentamente, la herida en su pecho se fue cerrando, mientras el poder creía en el adolescente. Ligeros rarys del sol, se filtraban entre las espesas ramas de los árboles, bañando al dorado ángel con su luz, haciendo que el poder del mismo se multiplicara, llegando a hacer que el suelo bajo sus pies se resquebrajara.

―Arrancaré tu cabeza, bastardo de mierda―declaró, siseante, apretando el agarre sobre Rhitta, moviéndola hacia la derecha. Lanzó un hachazo contra Galand, destruyendo todo lo que estaba situado detrás del demonio, dejando un páramo completamente sin nada, haciendo que el mismo demonio, enarcara una ceja. Subió el brazo, deteniendo la hoja del hacha ornamentada de aquel muchacho, notando como calor escapaba del arma. Intentó alejarse; pero el puño del rubio, lo mandó hacia atrás, escupiendo sangre por su boca. ¿Cómo se había vuelto tan fuerte en un mero instante? Alzó la cabeza, viendo como Naruto caía sobre él, Rhitta en mano, lanzando un tajo descendente, seguramente deseando cortarle en dos. Galand simplemente se apartó, viendo como la hoja del arma, cortó el suelo enteramente, dejando una fisura de rocas fundidas, levantando vapor del suelo, creando cenizas oscuras como la misma noche―. Huye, si no quieres morir.

―Un ángel no puede matar libremente.

Lentamente, Naruto se alzó, moviendo su pesada hacha, aquella que solamente él podía levantar, arrancando la ropa que cubría su torso, dejando a la vista el tatuaje anaranjado del león en todo esplendor sobre su espalda, mientras colocaba a Rhitta sobre su hombro, mirando desinteresadamente al demonio Primigenio, mostrando una leve sonrisa burlesca.

―No soy un ángel―declaró, aleteando sus doradas alas, mandando algunas plumas contra el sorprendido Galand, que cubrió su rostro con el brazo, esperando que dichas plumas, se desvanecieran―. ¡Soy el ángel! ¡Super Slash (Cuchillada átomo)!

Galand se movió, afortunadamente, viendo como de nuevo, el paisaje cambiaba, dejando ver árboles destrozados, animales asustados. Un simple movimiento de aquel muchacho, que parecía crecer a cada segundo, había destruido la otra mitad de aquel bosque, dejándolos en un páramo sin nada más, que ellos dos, rodeados de tocones de árboles.

Naruto: El As de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora