Cao Cao

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Naruto Mael Escanor sacó un vial de entre su ropa, partiendo un extremo con sus dientes, mientras recolocaba la parte inferior de su brazo. Soltó las gotas del mismo sobre la herida, sintiendo una calidez que recorría su extremidad. Lanzó el vial vacío contra el suelo, oyendo como se hacía añicos al estrellarse contra el suelo, y movió sus ojos, paseándolo por el rostro de Cao Cao, quien lo miraba con diversión, apretando el asta de su lanza poderosa. Movió los orbes azulados hacia Heracles. El gigante había salido de entre los restos de las mesas, sonriendo con diversión, emanando hostilidad hacia él. Era un luchados consumado, alguien que deseaba batalla.

Ahora, miró hacia el otro lado, hacia Jeanne, quien salía del pequeño cráter creado con su cuerpo, sangrando ligeramente por la comisura de sus labios. Movió la mano, limpiándose, y lo miraba con una fría calma. No parecía alguien que se preocupara durante una batalla. Recibió un poderoso golpe, y seguía con aquella calma fría que pocos combatientes podían tener.

Volvió a centrarse en Cao Cao, la presencia más grande dentro de aquella sala. Exudaba poder, y aun parecía tener un margen de mejora muy amplio, además del Balance Breaker oculto, como una tarjeta de triunfo para las batallas poderosas y complicadas. Siendo la primera de las trece, la Verdadera Longinus, la lanza que era capaz de matar a Dios; sin duda tendría mucho más poder del que le mostraba ahora. ¿Sería capaz de matar a algún Mandamiento? ¿Tendría un poder comparable al Sunshine? Aquellas preguntas, hicieron que mostrara una leve sonrisa.

Por segunda vez, alzó su brazo derecho y, a los segundos, con un ligero estruendo, su Tesoro Sagrado apareció en su mano tras llegar volando, casi como si fuera el Mjolnir de Thor. Cuando sus dedos rodearon el mango de la inmensa Rhitta, sintió un poder mayor que recorrió su cuerpo, haciéndole sentir calmado, como si no estuviera enfrentando a tres enemigos al mismo tiempo, portadores de Secred Gear y anteriores miembros de la Brigada Khaos.

Mandó hacia abajo los pensamientos sobre Fay, intentando que no ocupara su mente completamente y lo distrajera de la batalla que estaba a segundos de iniciar en aquel lugar. Olfateó ligeramente el aire, notando el olor a sangre que aun estaba presente.

Hizo una leve mueca.

―¿Te incomoda el olor a sangre?―burlesco, Cao Cao dio un paso hacia delante, mostrando una sonrisa arrogante, sin poder percatarse del vapor que salía del brazo derecho de Naruto, completando la curación de la herida.

―No. ¿Y a ti, niñita?

Cao Cao rechinó los dientes, disparando su lanza contra el rubio. Alzó a Rhitta, bloqueando la hoja de la True Longinus, siendo mandado unos metros hacia atrás, pero sin mostrarse incómodo o preocupado. Sus ojos azules, nunca abandonaron los grises de su enemigo.

―Eres buen combatiente.

No contestó, moviendo el hacha y lanzando un tajo. Cao Cao saltó, evadiendo el corte que destrozó el suelo y el techo al mismo tiempo, dejando un surco demasiado hondo en el pavimento, sorprendiendo a Heracles y Jeanne.

―¿A quién sirves, Cao Cao?

True Longinus salió disparada, intentando atravesar el cuerpo del chico. Naruto alzó la mano, atrapando la hoja de la misma sin miedo, notando como le hacía un corte en la palma y era mandado hacia atrás unos metros. Consiguió frenar su marcha hacia atrás, mirando a Cao Cao sin temor alguno. Ojos azules refulgían con orgullo mientras se plantaba, haciendo fuerza, moviendo el brazo derecho, elevando a Rhitta sobre su cabeza, y lanzándola.

Cao Cao abrió los ojos, dispuesto a evadir el arma disparada hacia él. Pero no pudo. Naruto afianzó su agarre sobre la Longinus, obligándole a agachar el cuerpo y, por centímetros, la hoja del hacha ornamentada no lo cortó en dos.

Naruto: El As de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora