Arrastró el rostro entre sus manos, observando con ojos cerúleos como la sangre se escurría, uniéndose con el agua que caía del grifo, yéndose por el desagüe de aquel lavabo. Lentamente levantó la cabeza, separándola de sus manos, observando su propio reflejo en un cristal. Un rostro pálido de ojos hundidos y con marcas moradas como representación de no haber dormido demasiado. Cabello desaliñado y marcas de sangre en la comisura de sus labios, terminaban con aquella imagen que aquel espejo le estaba devolviendo de él; una imagen que lo hizo apretar los dientes, escupiendo algo más de sangre al lavadero. Movió febrilmente la mano derecha, abriendo el grifo y permitiendo que agua limpiara su desastre.
Alzó el brazo izquierdo y golpeó aquel espejo, oyendo el crujido del cristal cuando su puño destrozó por completo su reflejo, sintiendo como esquirlas del mismo cristal quedaban incrustadas en su piel. Sangre escurría por su antebrazo mientras lo bajaba, observando sus propios ojos en aquel cristal destrozado por completo. No parecía sentir dolor. Su rostro era pálido e impasible. Anteriormente fue alegre, ligeramente bronceado. ¿Qué pasaba con su cuerpo? Sunshine lo estaba llevando a un límite físico, que comenzó a afectar a su cabeza. No quería seguir con todo esto.
Dejó que su cuerpo cayera lentamente, quedando apoyado en la pared del baño, pegando la cabeza contra las frías baldosas que decoraban aquel baño en el que estaba. Era completamente dorado. El brillo de este, le hacía cerrar levemente los ojos.
Allí sentado, respirando pesadamente, notando un sudor frío escurriendo por su espalda, oyó como el espejo comenzó a arreglarse completamente solo, sin su ayuda o de cualquier ángel que estuviera por la zona. Heaven tenía sus propias leyes y era casi imposible dejar algo destrozado más de un minuto. Lo había comprobado en las largas sesiones de combate que tuvo con Dulio antes de convertirse en el Portador del Sunshine completamente, un poder de doble filo, completamente tóxico.
Notaba sus brazos más débiles, su cuerpo completamente quebradizo con cada paso que daba. Desde que Raphael descubrió la degradación de su cuerpo, algo que calló como médico, aquella enfermedad surgida de haber usado el poder entregado por Dios al máximo había ido creciendo mientras el decrecía lentamente, tosiendo cada vez más sangre y con intervalos más seguidos. Por ese hecho, se vio en la obligación de ocultarlo de lady Gabriel, quien había tenido un ojo sobre él por más que insistió de que estaba bien y no necesitaba nada. Aquella Arcángel parecía olerse algo. No lo parecía; pero además de ser la más bella en Heaven, era una de las más inteligentes. Cualquier persona normal, pensaría que solamente era belleza y nada más. Pero como su Saint, su [As], había aprendido a no juzgar por apariencias.
Bajó el rostro, ocultándolo entre sus manos, soltando un suspiro. Sentía el cuerpo pesado, que no podría levantarlo de aquel lugar por más que lo intentara. Quería cerrar sus ojos, mantenerlos completamente cerrados y dormir por años antes de volver a despertar. Necesitaba un inmenso descanso de toda batalla y de aquella enfermedad que lo estaba debilitando lentamente, por más que él mismo quisiera seguir vivo.
Abrió los ojos, oyendo un leve crujido y unos ojos violetas lo escudriñaban, mostrando un rostro ligeramente bronceado con dos inmensas coletas castañas enmarcando su aquel rostro, el cual mostraba una genuina preocupación.
Intentó hablar, pero no encontró la voz, soltando un pequeño gruñido. La ángel, [As] de lord Michael, alzó su mano derecha, acariciando la mejilla de su compañero Saint.
―Naruto―murmuró ella, completamente preocupada al ver aquellos ojos hundidos y un rostro más semejante a un cadáver viviente, que aun ángel completamente sano―. No estás bien...
Naruto Mael Escanor sonrió con tristeza, dejando que su compañera lo acariciara. Se sentía mejor con una pequeña caricia, notando la piel cálida de la muchacha. No habían hablado demasiado desde que él mismo volvió al cielo, pero ella no parecía reprochárselo.
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Naruto: El As de Gabriel
FanfictionNo estaba en su agenda ser atravesado, metido entre una disputa de cuervos y murciélagos donde el recibiera la fatal herida, quedando a su merced para perderse en la oscuridad que lo había rodeado. Tampoco estaba en su agenda, que la voz más codicia...