Miedo

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El día de clases había terminado dejándole libre toda la tarde. Al menos, le habría gustado poder disfrutar de un ramen que tanto llevaba sin probar y olvidarse de su hermanastra, pero Azazel había aparecido por la clase buscándole, tanto a él como a Irina, cortando de yendo su tarde de descanso, algo que realmente lo molestó. Necesitaba un verdadero descanso, encontrar un modo de poder recobrar el estado tan saludable de su cuerpo. Estaba cansado y cualquier uso de su poder sería perjudicial para su estado actual. Era como una cuerda. Hebra a hebra, su cuerpo se iba destruyendo poco a poco, llegando al punto de que había crujido fuertemente y no había vuelta atrás. Se suponía que era un ángel y moriría de un modo que nadie deseaba.

A su lado, con las manos en los bolsillos, iba Vali Lucifer, otro llamado por Azazel a la reunión con los Gremory y el Sekeryutei como todo poderoso peón de la misma Rias, algo que no parecía agradar demasiado al mismo Lucifer, quien, tras su rostro completamente calmado, escondía uno de asco puro dirigido hacia quien sería su rival. Después de todo, Issei amaba los pechos y las mujeres, lo que era un factor evolutivo en su propio poder por lo que el mismo Vali le contó durante el receso, algo que al ángel de cuatro alas doradas lo asqueaba.

¿Sería porque era un ángel? ¿O porque Issei era una desgracia para los hombres? Si toda aquella situación estuviera sobre los hombros de Hyōdō, no dudaba de que todos estarían muertos en segundos. Rizvim no era Kokabiel o incluso Vali. Y desde luego el Rey Demonio y la Suprema Deidad no eran un mero ángel caído. Los tres eran enemigos con prioridad, que serían capaces de eliminar a un dios.

Era algo que molestaba al mismo Naruto, que no sabía como hacer que sus compañeros aumentaran de poder para la guerra futura. Dulio y un puñado mas de sus hermanos, serían capaces de dar pelea a un Mandamiento, pero los demás caerían ante la simple presión que la Élite del clan de los Demonios emanaba en un simple mano a mano.

La simple imagen de Zeldris y los otros, lo hizo apretar los puños, sabiendo de su pie en la tumba.

"Vali podría enfrentar a Zeldris...pero dudo de que pudiera llegar más allá con su nivel actual".

Necesitaban un entrenamiento urgente, más que mantenerse en aquella academia para poder mantener la alianza entre las facciones bíblicas.

―Naruto.

Parpadeó una vez, viendo el viejo de la academia frente a él. Arrugó la nariz ante el hedor a demonio que el mismo lugar emanaba. Sentía la presencia de una nekomata, además de Rias y toso su séquito. ¿Eso era lo mejor que los demonios tenían? No podía ser que quisieran dejar el futuro del mundo, en manos de algunos de los peores luchadores que había visto, dejando a un lado a Xenovia y tal vez al travesti vampiro que vio durante unos segundos cuando los salvó.

―Esto es una idiotez―declaró, bajando el rostro completamente derrotado por verse obligado a ir a un lugar que no deseaba; pero debía seguir las ordenes de su señora, después de todo. Pero el dolor de su cuerpo iba aumentando según el sol iba bajando más y más en aquel cielo que se oscurecía.

―Concuerdo―algo molesto ante la presencia, aun no directa, del Sekeryutei, Vali habló entre dientes, sujetando con fuerza la correa de su mochila―. ¿Podemos ir a ver una película de Marvel?

―¿Quieres ver la de End Game de nuevo? No quiero llorar...

―Es mejor que lo que vamos a hacer―declaró el híbrido, alzando su ceja derecha, ara luego chasquear los dientes―. Azazel ya ha llegado y nos ha detectado.

Crujiendo levemente, las puertas frente a ellos se abrieron por completo, dejando ante sus ojos un pasillo de madera sucia y cuarteada. Un cambio de suelo y un barnizado dejarían como nuevo aquel lugar tan destartalado que tenían en frente.

Naruto: El As de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora