No sabía que horas eran, pero fuera cual fuera me daba igual porque no tenía planeado salir de la cama en todo el día, al igual que había hecho durante aquellas dos semanas desde que tuve la discusión con el señor Chae. Me removí en la cama y en ese momento miré a mi madre ingresando a la habitación.
— Wonho, levántate. —pidió en tono amable mientras recogía la basura que tenía tirada por ahí— Vamos a pasear, hace un lindo día hoy.
En ese momento recogió las cortinas de mi habitación y los fuertes rayos de sol ingresaron cegandome brevemente por la cantidad de luz.
— No quiero, cierra las cortinas porque me molesta la luz. —mascullé pero ella me ignoró mientras recogía las latas y cajas de cosad chatarras que consumía mientras ella no estaba en casa— Mamá... —la llamé pero me ignoró— Mamá, cierra las cort...
— ¡Es que no lo entiendo! —gritó un poco frustrada mientras me miraba con una expresión que no veía hace mucho tiempo— De verdad no entiendo como puedes estar así por un chico.
Yo fruncí el ceño.
— ¿Un chico? Es mi mejor amigo mamá. —corregí— ¿Acaso nunca tuviste a alguien especial en tu vida?
Ella asintió frustrada.
— Si a tu padre y un par de amigas, pero no me besuqueaba con ellas. —respondió con seriedad— eso es lo que no entiendo, estas ahí tirado como un vago cuando puedes estar conociendo nuevas personas. ¿Cómo puedes estar tranquilo con algo así? ¿Eres gay? —preguntó repentinamente.
Cabe destacar que su pregunta me atravesó por completo. Nunca había pensado en mí como una persona gay, más bien diría que jamás le puse etiqueta a mis sentimientos y cuando ella me acorraló en un momento tan repentino mi mente no supo procesar todo correctamente.
— N-no... Claro que no. —respondí aún sin saber si aquella respuesta era correcta o no— yo... ¿Por qué?
Ella me miró fijamente y suspiró.
— Creo que esto se te está yendo de las manos. —susurró con tono cansado.
Yo fruncí el ceño, no entendía su punto.
— Mamá, si es por lo de los besos... —suspiré profundamente— no hay un porqué ¿vale? Es solo... Él es muy cariñoso, impulsivo y muy sensible. No podría negarle algo así, él es un buen chico.
Mi madre asintió casi con desesperación.
— Sí, pero luego ¿Qué? —cuestionó mirándome a los ojos— Vas a crecer, a casarte, a tener hijos y una vida hecha... ¿Y qué? —volvió a preguntar— ¿Hyungwon te visitará todos los días para besuquearte enfrente de tu esposa y tus hijos? —sus palabras volvieron a traspasarme de nuevo— Entonces él estará en las cenas de navidad y año nuevo. ¿Lo besaras a él cuando un año nuevo llegue? ¿Qué será de tu familia? —me tomó por los hombros y me miró fijamente a los ojos— ¡Las cosas no encajan, Hoseok!
Yo sentía su preocupada mirada sobre mí y comencé a cuestionarme también acerca de lo que ella me acababa de decir. ¿Así sería mi vida futura?
— Va a acabar... —susurré sintiendo que mis propias palabras me herían— supongo...
Ella se quedó en silencio un largo rato y luego suspiró.
— Si algún día va a acabar, entonces es mejor que aproveches esta oportunidad. —susurró con tristeza— Quiero a mi hijo de regreso. —admitió con los ojos cristalizados— Hoseok, eres todo lo que tengo. Por favor sé bueno conmigo y regálame una sonrisa o un “buenos días” de vez en cuando, yo tambien necesito que me necesites. No solo Hyungwon.
La miré con tristeza y finalmente la abracé. Me estaba echando a morir por un chico y no apreciaba el esfuerzo de mi madre por verme bien.
Entonces la imagen de un complicado futuro vino a mi mente y ese día, precisamente ese día, decidí que no buscaría más a Chae Hyungwon.