Comía tranquilamente de mi plato, lanzando de vez en cuando una mirada a mi alrededor simplemente para localizar aquel pequeño travieso energético que merodeaba por el lugar con su sonrisa brillante y sus mil palabras para decir. Fue entonces cuando su mirada chocó con la mía y nos sonreímos el uno al otro al darnos cuenta de que habíamos tenido la misma idea en el mismo momento.
Él continuó en lo suyo y yo intenté volver a lo mío, pero una voz mencionando su nombre me hizo volver a levantar la mirada.
— Hyungwon, ¿Puedes venir? —preguntó alguien de la mesa de al lado, entonces él no tardó en acercarse ya que su trabajo era tomar las órdenes de los clientes— que linda sonrisa... —halagó la voz masculina que no alcanzaba a ver, sin embargo de reojo noté como inevitablemente se pintaba en su rostro una sonrisa avergonzada por el halago— ¿Puedo besarte?
Fruncí el ceño al escuchar esa parte que no me agradó, pero mi molestia aumentó un poco cuando solo escuche silencio de su parte, como si se lo estuviera pensando.
¿Quería besar a alguien más que no fuera yo?
¿Ya había hecho eso antes con alguien más?
— No... —susurró finalmente sin dar explicaciones— ¿vas a ordenar algo del menú?
— Oh, vamos... —replicó— un beso y ya... He escuchado que no te molesta eso de besarte o revolcarte con los clientes...
Escuché su respiración un poco agitada, seguramente estaba muy molesto pero contiendose quizá por mi presencia.
— Eso no es cierto —gruñó— yo solo he besado a una persona.
Escuché una risa de parte del hombre y yo seguía debatiendo mentalmente sobre intervenir o no.
— Hyungwon, sé un buen chico... —miré como tomaba su mano aún cuando Hyungwon puso resistencia— si usas bien esos labios quizás obtengas alguna recompensa... —susurró bajito, pero lo suficientemente fuerte para que yo alcanzara a escuchar y explotara en un mar de rabia.
Me puse de pie muy molesto, importandome muy poco mi comida o lo que estaba por hacer. También estaba ignorando el hecho de que esa sería mi primera pelea, pero antes de que yo siquiera pudiera dar el primer paso hacia su posición, escuché el sonido de cristal rompiéndose, acompañado del grito asustado de varias personas.
Entonces, aún asustado por lo que acababa de presenciar, miré como el hombre caía inconsciente frente a mí.
Sin poder salir de mi asombro, levanté mi mirada y pude notar en su rostro la mezcla de enfado que aún tenía, pero cuando su mirada se cruzó con la mía pude percibir a través de ella el amargo sabor de la decepción de sí mismo.
— Hyungwon... —susurré intentando llamar su atención y tranquilizarlo, pero él simplemente soltó el trozo de botella que aún tenía en la mano y corrió hacia algún sitio mientras la gente llamaba a alguna ambulancia, totalmente alarmada. Corrí tras él cuando salió de la cafetería rumbo a su casa, dejando a su padre seguramente metido en muchos líos— ¡Hyungwon! —le grité cuando lo miré ingresar a la vivienda— ¡Espera!
Pero no hizo caso a mis llamados y acabó cerrando la puerta casi en mi cara.
Esa tarde estuve fuera de su casa por más de dos horas, intentando hablarle y decirle que lo que hizo no estaba tan mal como parecía, su reacción era justificable siendo una persona que siente todas las emociones quizá el triple más fuertes que el resto, sin embargo la puerta nunca se abrió.
Esa fue la primera vez en semanas que no me despedí de él con un corto beso y por alguna razón me sentía abatido.
¿Lo besaba porque me lo pedía o
porque yo quería hacerlo?
