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Di créditos de lo que escuché, a lo adormilado que estaba y a mi gran imaginación. Mi chico no diría algo así, o eso era lo que creía.

— ¿Qué dijiste? —pregunté entre risas, burlándome de mí mismo, pensando en lo extensa que podía ser mi imaginación a veces— Creo que te escuché mal...

Él se removió en mis brazos y me miró con una determinación que pocas veces podía ver en él a ese nivel.

— Quiero casarme contigo. —afirmó— No sé cuando, pero...

Solté una risita.

— Entonces vamos a casarnos ahora... —solté en broma, sabiendo las consecuencias que acarriaba tal acción.

Sin embargo, grande fue mi sorpresa cuando tras soltar esas palabras, Hyungwon se levantó de la cama totalmente decidido a cumplir nuestro deseo inmediatamente.

— Entonces vamos a darnos una ducha. —comentó mirando por toda la habitación en busca de sus cosas, dejándome anonadado.

Busqué las palabras en mi cabeza para deternerlo, pero nada salía de mi boca. Una mezcla de sensaciones me estaba abrumando a un punto sin retorno y a esas alturas ni siquiera sabía si en realidad quería deternerlo.

— Hyungwon... —le llamé— Amor, por favor... —él me miró, entonces me senté en la orilla de la cama y tomé sus manos— Te amo, en serio te amo a punto de locura y quiero casarme contigo, vivir contigo el resto de mis días y amarte más... —a pesar de mis palabras bonitas, su rostro permanecía apacible, sabiendo que había algo más que tenía que decir— Pero, ¿realmente quieres hacer algo así? —no hubo respuesta, sólo una mirada fija sin expresión— ¿No te gustaría que tus padres y mi madre estuviera presente? ¿No querías una boda como la de mi madre? —susurré apretando sus manos, sintiendo que mientras más preguntaba, menos me importaban las respuestas— Si quieres algo como eso, entonces deberíamos esperar y yo podría ahor...

— No quiero esperar. —contestó con firmeza— Te quiero a ti. Mis padres van a entenderlo, tu madre también, y no me importa mantener esto en secreto de ellos, pero así... —suspiró con el notorio deseo de romper a llorar nuevamente— Sólo así podríamos hacer las cosas correctamente. Ellos quieren eso, ¿no? Y yo te quiero a ti, ¿no quieres hacer esto?

Sus ojos se estaban irritando de nuevo y podía sentir sus manos frías debido a la mezcla de emociones que estaba sintiendo, igual que yo.

— Mírame... —le pedí en el momento en que bajó la mirada— Te doy la última oportunidad para que te arrepientas de esto. Y si la desperdicias, no tienes derecho a escaparte de mí por el resto de tu vida. —apreté sus manos esperando una respuesta, pero él no dijo nada. Sólo se comunicó conmigo de la mejor forma que podía hacerlo.

Me besó la frente.

Me besó y no fue por aburrimiento o costumbre. Me besó de una forma que me hizo saber y sentir que se estaba entregando a mí definitivamente y para el resto de su vida.

Estaba depositando en mis manos más que su cuerpo y sus besos. Dejó en mí sus sueños, anhelos, metas y un futuro incierto, esperando que yo hiciera lo mismo, para poder completar las piezas de un puzzle que no conocíamos pero que estabamos dispuestos a iniciar, por aquello que llaman amor.

No tenía nada más que pensar, nada más que añadir.

No había nada que me pudiera restringir de amarlo como se lo merecía.

Esta vez nadie podría quitármelo.

— Ah... —solté un largo suspiro mientras lo aprisionaba fuertemente entre mis brazos— Estaba muy ansioso de que este día llegara...

Él se separó de mí sólo lo suficiente para que pudiera ver su brillante sonrisa de felicidad y no pude hacer nada más que levantarlo y cargarlo en mis brazos, rumbo a la ducha.

No nos preocupamos por vestimenta, el papeleo era un poco más simple de lo que creímos y antes de ir a hacer los trámites almorzamos ramen en un restaurante con total tranquilidad. Incluso cuando su familia me contactó para confirmar que el chico travieso estuviera conmigo, les comenté que sí y ni siquiera me sentí nervioso o culpable de saber lo que estaba a punto de hacer.

Es más, ese día parecía ser un día normal, pero no lo era.

Ese día iba a contraer matrimonio con el amor de mi vida.

Tenía proyectos y tareas por terminar, pero ¿a quien le importaba eso? Era el día de nuestra boda y eso era en lo único que podía pensar.

Después de nuestro almuerzo, llevé a mi chico a la mejor peluquería de la zona, para que arreglara su cabello antes de irnos, y mientras él lo hacía, fui a una joyería a comprar un par de anillos de boda y una pequeña horquilla de plata que sabía que combinaría perfectamente con sus rulos. Después de eso pasé a recogerlo y efectivamente estaba más precioso de lo que imaginé, aunque tuviera puesto un outfit semiformal. Tan casual que parecía que íbamos a una cita y no a nuestra boda.

Le pedí a la peluquera que agregara mi regalo al peinado, y tampoco falló mi intuición esa vez. Aunque siendo sincero, lo que más destacaba de todo, era su brillante sonrisa de felicidad al verse al espejo y verme a mí también sonriendo ampliamente de felicidad.

Tomé su mano y ambos salimos de ahí rumbo al momento más importante de nuestras vidas, caminando como si ya nos consideraramos una pareja de recién casados.

Más tarde, mientras estabamos sentados frente a una persona que nos daba una charla respecto a los altibajos de la vida de un matrimonio, sentía que podía flotar. En serio.

Verlo tan concentrado en las palabras del hombre, mientras que sus pequeños rulos pelinegros decorados por la horquilla de plata se movían debido a la fresca brisa que ingresaba por la ventana, me hizo sentir que estaba soñando o en una realidad alterna. Al menos así fue hasta que sus bonitos ojos me miraron, y tan pronto como hicimos contacto visual se achicaron debido a la sonrisa que me mostró.

Ese día de nuevo le dije que lo amaba, pero se lo demostré poniendo un anillo en su dedo y firmando un acta que hacía constar que Chae Hyungwon se había entregado voluntariamente a mí, así como yo me había entregado a él.

Ese día lloré de felicidad.

Una pequeña nota para avisar que falta muy poco para el final de esta dulce historia, espero que estén disfrutando mucho de los últimos capítulos 🖤

Mil Besos Sin Un PorquéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora