2.

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Salir de ese embrollo fue un poco más difícil de lo que pensaba, me costó una larga charla de parte de sus padres, la visita de mi madre en forma de disculpa y una vergüenza aterradora por obligarme a disculparme por el beso en público.

Sé que para el resto de personas que presenció lo de aquella tarde, quizá yo era un pervertido que quizo abusar de él aunque aquel encuentro fuera de lo más random e inocente.

Al día siguiente agradecí al cielo de que aquella vergonzosa escena llegara a su fin y caminé en dirección a mi colegio, esta vez sin pasar por la cafetería para no encontrarme con la aterradora mirada de sus padres.

Pero la vida a veces no tiene sentido y cuando más busqué alejarme de él, su presencia me encontró en otro punto de la ciudad, en otra calle, en otras circunstancias.

— ¡Hey! —avanzó hacia mi con una sonrisa— hola...

Me molesté al verlo, me había causado muchos problemas y me saludaba como si nada.

— No quiero hablar contigo... —gruñí cambiando la dirección de mis pasos.

Pensé que lo había dejado atrás, que se iba a ir y que le importaría poco lo que yo hiciera, sin embargo corrió hacia mi, se puso en mi camino y me detuvo, o al menos lo intentó, poniendo sus pálidas manos sobre mi pecho.

— Yo... —susurró un poco agitado por haber corrido— lamento todo lo que pasó...

Lo miré sorprendido al notar el rasgo de la sinceridad en su voz y la tristeza reflejada en su rostro.

El agarre de sus manos se debilitó y acabó por apartarlas de mi pecho.

Pensé que iba a marcharse o que yo podría decir algo más pero ninguna de las dos cosas ocurrieron, al menos no en el orden que pensé.

Sus manos se posaron sobre mis mejillas y sus labios sobre los míos antes de que yo pudiera darme cuenta y aunque no duró demasiado, fue suficiente para hacerme sentir extraño.

Luego simplemente se marchó corriendo, quizá llorando, no lo sé.

Lo único que pude hacer fue verlo correr con el rostro cubierto, llevar mis manos hacia mis labios, más precisamente aquella zona donde aún sentía el cosquilleo de su beso y preguntarme ¿por qué?

¿Por qué me besó de nuevo?

Mil Besos Sin Un PorquéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora