Los minutos que transcurrían parecían eternos para todos los que estabamos en esa casa, y llegué a pensar en que quizá debí tener un poco más de tacto al decir las cosas, o que quizá debí haber esperado un poco más. Temía que mi impulsividad arruinara todo lo que Hyungwon y yo habíamos planeado.
Unos pasos se escucharon viniendo de las escaleras después de un rato, y aunque mi corazón estaba aterrorizado por lo que sea que estaba a punto de pasar, quien apareció por la puerta fue mi suegra yendo directamente hacia su hijo, quien a ese punto ya estaba sumido en llanto inconsolable. La verdad me sentí muy aliviado de que ella estuviera ahí, porque yo no sabía qué decir.
— Mami... —susurró entre sollozos mientras se unían en un abrazo— ¿Es mi culpa? ¿Hice las cosas mal? —se aferró a su espalda y ya estaba mojando su hombro de lágrimas— ¿Volví a decepcionar a papá?
La mujer no pudo evitar romper en llanto mientras negaba una y otra vez, acariciando la espalda de su hizo que subía y bajaba bruscamente cada cierto tiempo debido a los sollozos.
— Mi bebé... —susurró la mujer besando el cabello de su hijo en repetidas ocasiones— Tú no has hecho nada malo, y papá tampoco está decepcionado, ni enojado contigo. Sólo dale tiempo...
De pie, al lado de ellos, sólo observé la situación con un nudo en la garganta. Sin embargo, no pude escuchar más de la charla porque la mujer quien ya era oficialmente mi suegra por ley, me hizo una señal para que bajara, y yo supe que se trataba de que había llegado el momento de una charla importante que podía salir muy bien o muy mal, dependiendo de cómo enfrentara las cosas.
Salí de la habitación y bajé hacia el patio donde estaba el padre de Hyungwon, y me lo encontré sentado a la mesa, bebiendo una cerveza con una rapidez espeluznante. Temía que se embriagara por mi culpa y cometiera algún error en ese estado.
— Señor Chae... —le llamé— Estoy aquí, podemos hablar correctamente ahora.
Él me miró de reojo y sin decirme nada por el momento, me señaló la silla de enfrente para que tomara asiento, y eso fue justo lo que hice.
El silencio reinó por otros varios minutos, el cual sólo fue interrumpido de vez en cuando por el sonido de la cerveza moviéndose y siendo tragada por él, hasta que finalmente dejó la tercera botella vacía sobre la mesa.
— Yo... Me casé muy joven. Lo admito. —comentó con la mirada clavada en la mesa— En mis tiempos era normal casarse a una edad temprana, pero no era tan fácil. Para poder estar con la mujer que amaba tuve que tomar muchos riesgos, seguir condiciones e incluso antes de casarnos, lo más cerca que estuve de ella fueron las veces en las que tomaba su mano y le robaba un corto beso a escondidas de mis suegros, rogando al cielo para que no se dieran cuenta y nos alejaran... —sonrió levemente— Después de casarnos teníamos el sueño de ser padres, pero a pesar de los esfuerzos, los años pasaron y no fue hasta casi una decada después de la boda que por fin mi esposa quedó embarazada. En ese momento, cuando lo supe... Casi me volví loco. —lo miré sintiendo una cálida empatía en el pecho. Había pasado un tiempo desde que sabía que su padre amaba demasiado a Hyungwon, pero esa historia sólo me confirmaba que todo lo que pensaba era verídico— Lloré por horas, preguntando una y otra vez si era verdad, sin importar que ya me habían dicho mil veces que sí.
El señor Chae se limpió las silenciosas lágrimas que fueron provocadas por sus recuerdos.
— Seguramente fue una noticia increíblemente feliz para ambos. —respondí.
Él asintió sin mirarme.
— Creí que podía morir de felicidad ahí mismo, pero meses después aquella sensación se multiplicó por mil, cuando después de un laborioso y riesgoso parto desesperanzador, por fin pude tener a mi hijo en brazos, y a mi mujer sana y salva. —soltó un fuerte suspiro— Me sentí más que bendecido, y aunque al mismo tiempo recibí la horrible noticia de que volver a ser padre sería casi totalmente imposible, no me importó porque ya tenía a lo que más amaba conmigo.
Suspiré al enterarme de aquella parte de la historia que no conocía. Siempre pensé que el hecho de no tener más hijos se debía a decisión personal.
— No lo sabía. —comenté cabizbajo— Lo siento.
— No importa. —respondió con los ojos irritados— Lo vi crecer, derramé todo mi amor y mi alma hacia él, le di todo de mí. Él es mi vida entera al igual que su madre. —me miró— Al principio no conocía la condición que tenía, lo único que sabía era que mi bebé me necesitaba, que lloraba en la escuela sin consuelo y que pedía por su padre en medio del llanto, deseando que fuera a recogerlo de ese lugar que consideraba infernal. Hoseok, yo sólo sabía que tenía a un niño que me necesitaba y yo estuve ahí para él antes y después de saber lo que le ocurría. —sollozó— Nunca me molestó que él fuera el centro de nuestras vidas, nunca me importó darle lo mejor para que no sufriera ni tampoco me molestó prestarle atención y cuidarlo todo el tiempo aunque eso me quitara mucha libertad. Siempre quise hacerlo feliz, pero nunca pensé que llegarías tú, te cruzarías en su camino y que a partir de ahí, ya no nos necesitara como antes... Entonces me sentí vacío.
Sentí un nudo en la garganta al escucharlo, y por alguna razón mis ojos ardieron. Me sentía como si fuera un villano.
— Yo nunca quise... —él interrumpió mis palabras tomando mis manos por encima de la mesa y viéndome firmemente, con sus ojos rojos.
— Hoseok, yo no te culpo de nada. —comentó con seriedad— Hyungwon tomó sus decisiones y estoy consciente de que mi bebé ya no es un bebé como en mis recuerdos. Ahora es un chico grande enamorado, y una gran persona. —sorbió por la nariz— Lo que quiero decir con esto es que, tienes en tus manos a mi tesoro más preciado. Y si te soy sincero, siempre tuve miedo de que lo rompieras. —resopló profundamente— Siempre tuve miedo de que este día llegara y por eso puse tantas trabas en el camino, pero al parecer siempre hay una manera de hacer las cosas sin romper las reglas. No hay nada que pueda hacer.
Mis mejillas ya se habían empapado sin que me diera cuenta, y miré al hombre que tenía delante de mí. Entonces mi corazón se llenó de calidez.
— Señor Chae, si yo hubiera tenido un padre que me amara tanto como usted ama a su hijo, me sentiría muy feliz. —comenté sinceramente— Es por eso que no me arrepiento de amar a su hijo y a su familia. No sólo Hyungwon, su familia es lo mejor que me ha pasado en la vida... Por favor, acépteme como su yerno oficialmente y le juro que nunca los dejaré solos en ninguna situación. A ninguno.
El hombre me miró por un largo rato, después se puso de pie, rodeó la mesa y sin que me lo esperara, me abrazó y lloró en mi hombro por mucho rato. Hasta que de su voz desgastada y ronca salió un susurro que nunca olvidaría, aquel que dijo:
“Gracias, hijo... Eres realmente un buen chico.”