No pasó mucho tiempo para que me enterara del por qué el hombre había salido huyendo al igual que el resto de personas y también por qué Hyungwon intentaba llamar mi atención, pues las sirenas policiales fueron suficientes para hacerme volver de nuevo a la realidad. Y peor aún, saber que yo era uno de los causantes del embrollo.
— Mierda. —maldije y rodeé el auto con prisa para huir. Pero Hyungwon se quedó allí, en el sitio donde lo había estampado, como si no supiera que hacer o decir y estoy seguro de que todo lo que quería era llorar— Sube al auto, ahora. —ordené sin poder ocultar toda la molestia que tenía dentro.
Y así, en cuanto él estuvo dentro, puse el auto en marcha a toda velocidad saliendo de allí para finalmente estacionarme en un sitio al azar y apagar el auto, simulando que había estado ahí por mucho rato y no envuelto en una pelea. Pero entonces lo vi en el asiento del pasajero, abrazando sus rodillas con la mirada triste clavada en el suelo y soltando algunas lágrimas que eran sorpresivamente silenciosas para ser él. Suspiré.
— ¿De verdad ibas a hacerlo? —preguntó en un susurro con la voz quebrada y me miró— Lo hubieras hecho, lo merecía.
Resoplé al captar que me hablaba acerca de golpearlo. Pues si bien estuve a punto de hacerlo, él sabía que no era capaz.
— Deja de decir tonterías. —mascullé desviando mi mirada hacia mi ventana, deseando con todas mis fuerzas no tener contacto visual con él y con sus bellos ojos marrones que eran capaz de partirme en dos todas aquellas murallas que me creaba internamente.
Aún después de todo ese tiempo seguía teniendo el mismo efecto en mí.
— Está bien. —respondió y volvió a la tarea de abrazar sus rodillas.
Aquella situación era dolorosamente extraña. Quería estar con él, pero con el Hyungwon que conocí. Aquel que era capaz de hablar hasta por los codos, que su aura delataba inocencia pura y que todo lo que quería de mí eran besitos. No encontrarme con un Hyungwon callejero, silencioso y que no supiera que decir en esas situaciones.
Quería a mi Hyungwon de regreso.
— ¿Por qué lo hiciste? —pregunté molesto y aún sin mirarlo— ¿estabas a la fuerza ahí? ¿Sales a clubes y eso? ¿Te drogas? ¿Te prostituyes? —bombardeé de preguntas y sin soportarlo más, lo miré— ¿Qué coño haces en la calle a estas horas y con un tipo así? ¡Tienes 17 años!
Él no se inmutó y ni siquiera me miró a pesar de mis regaños. Se mantuvo en silencio por mucho rato más y lo único que hacía era sollozar de vez en cuando.
— Así es... —susurró finamente limpiando un poco su cara con su camiseta— tengo 17 años ahora... Los cumplí hace poco y lo sabes, ¿verdad? —preguntó con una sonrisa triste a lo que asentí— Te esperé, Wonho. —admitió dándole un fuerte golpe emocional a mi corazón— Hace un año estaba como estúpido sentado a tu lado diciéndote que mi deseo era que podría llegar incluso a casarme contigo y... —suspiró fuertemente y su llanto se intensificó— esta vez solo rogué al cielo para que aparecieras por ahí, me llevaras en el auto de tu madre a unas cuantas calles de mi casa a comer palomitas, aunque fuera en escondidas. —admitió con la voz rota— Sin embargo, me quedé dormido a un lado de la ventana.
Mi corazón se estrujó en sobremanera.
— Hyungwon, pero tú debes saber que... —intenté explicar.
— ¡Te comprendo! —exclamó con frustración y mucha tristeza— comprendo que es difícil estar cerca de alguien como yo... —sollozó— siempre esperé que tu hicieras el trabajo difícil y lo siento por eso. Lamento que hayas tenido que llegar al punto al que todas las personas que se acercan a mí, llegan. —me miró directamente a los ojos y su mirada me atravesó por completo— pero ese día era especial. Y yo... Y-yo solo...
Su voz se rompió al igual que nuestro contacto visual. Él comenzó a llorar con más intensidad.
— Hyungwon... —susurré con el corazón roto intentando acariciarlo, pero no me lo permitió.
— Yo te comprendo... Pero, ¿tú a mi? —preguntó con decepción— ¿comprendes lo mucho que he intentado cambiar después de ti? ¿Comprendes que borrar tu recuerdo de mi ser es imposible? —resopló con enfado y acunó mi cara con fuerza— ¿comprendes que estoy enamorado de ti? ¿Sabes lo que siente? Porque parece que no. —lo miré con tristeza y aunque quería decirle mil cosas, pensé que la manera más fácil de calmarlo sería darle un beso. Pero nuevamente me lo impidió— No, Wonho...
Yo lo miré confundido.
— ¿No? —pregunté con tristeza.
Él negó al mismo tiempo que sus manos se apartaban de mí rostro.
— No... —volvió a acomodarse en su asiento— he besado otros labios que no son los tuyos... —admitió— me siento sucio.
Yo suspiré.
— No tienes por qué sentirte de esa manera. —susurré argumentando algo que ni siquiera yo podría afirmar— sólo debes...
Intenté volver a acariciarlo, pero nuevamente recibí rechazo a cambio.
— Que no. —soltó con firmeza apartando mi mano— por favor deja de hacer las cosas por lastima. No hagas cosas de ese estilo ahora y tampoco me beses si no lo harás realmente.
Su vacía mirada se posó en mis ojos y no encontré rastro de mentira en sus brillantes ojos irritados.
Quería a mi Hyungwon de regreso...
No.
Lo necesitaba.
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