Era tarde cuando me levanté, sin embargo para mi sorpresa, Hyungwon seguía dormido profundamente, lo cual me desconcertaba porque él era una persona que jamás dormía más de 5 horas y aún durmiendo tan poco siempre parecía tener energías para saltar y correr por dos días seguidos.
Cuando salí de la ducha y me percaté de que aún con todo el ruido que yo estaba haciendo no daba señales pese a tener el sueño liviano, me acerqué a él para confirmar que efectivamente estaba durmiendo. Fruncí el ceño mirando el reloj, entonces me acosté a su lado suavemente y tomé algunas gotitas de agua que caían de mi cabello y las dejé caer sobre la delicada piel de sus mejillas. Su tierna reacción se hizo notar cuando aquel tranquilo semblante fue reemplazado por una naricita arrugada y unos ojos que se negaban a abrirse.
Me pareció gracioso, tierno y triste tener que despertarlo porque nunca me había pasado antes, siempre era él quien saltaba de la cama primero rebosante de energía, pero justo ese día que teníamos que volver temprano a casa, parecía no querer hacerlo.
— Hyungwonnie... —susurré tocando la punta de su naricita arrugada a causa de mis molestos intentos por despertarlo— despierta hermoso...
Volví a dejar que mi cabello mojara su rostro por cuarta vez consecutiva y en ese momento lo escuché soltar un fuerte gruñido que me hizo sonreír. Al menos así fue hasta que sus ojos se abrieron y su expresión gritaba en mil idiomas que deseaba hacerme añicos, incluso casi podía ver sus ojos destilando llamas.
— Go away! —me gritó sin moverse de su sitio.
Casi estallé en una carcajada ante lo tierno que se escuchó mandandome lejos en inglés para que sonara menos ofensivo.
— Excelente pronunciacion.. —lo halagué— tu tutor de inglés estará muy orgulloso.
El delgado soltó un gruñido y se envolvió de pies a cabeza con toda la sábana.
— Déjame en paz. —soltó con enojo.
Aquello pudo haber sido muy hiriente para mí sino fuera porque yo conocía bien a mi chico y su condición. Era directo para expresar todo, su estado de ánimo muy cambiante y también sentía cada cosa intensamente. Aparte de eso también comprendía que su cuerpo no se sentía en el mejor estado y canalizaba eso a través de un enojo que no podía ir dirigido a nadie más que a la persona que le hizo eso. Por lo tanto, solo me restaba mimarlo razonablemente, lograr que su estado de ánimo mejorara y mantenerlo ahí.
Sonreí levemente y me levanté de la cama sin decir nada, pero él al sentir mi ausencia a su lado, se destapó la cara a medias, dejándome ver como su abultada mejilla se aplastaba contra la almohada por culpa de la posición que había mantenido toda la noche.
No lo miré demasiado para no molestarlo, pero sentía su intensa mirada mientras yo me vestía, así que aprovechando su atención decidí razonar con él.
— Es normal sentirte así después de ese acto... —le expliqué poniendome la parte inferior de mi ropa.
— Tú estas igual que siempre. —me gruñó en respuesta, arrancandome una sonrisa a causa de su inocencia.
Me giré para mirarlo.
— Hyungwonnie... Me refiero a ti. —le expliqué.
Su mirada de enojo seguía sobre mí y no planeaba disiparse pronto, pero aún en medio de tanto enojo pude distinguir la inconfundible chispa de curiosidad asomando en sus ojos.
— ¿Por qué solo yo? —cuestionó sin poder aguantarlo.
Busqué su ropa en la habitación y comencé a prepararla para parecer ocupado.
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