1.1 ¿¡Quién era ese tipo?!

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— ¡Si un extraño te ofrece algo, le pateas las bolas y si no vale la pena el objeto se lo avientas en la cara!—En la tarde Zuley, Iker y Maney habían quedado de verse en un pequeño parque para entregarles las plateas, Tim había ido con ellos también y éste último, fue quien regañaba a Maney.

— ¿Y qué pasa si valen la pena?—Preguntó Zuley, aparentemente intrigada.

—Después de pegarle te echas a correr y te lo llevas. Dah. —Tim le sacó la lengua, burlón como si sus premisas fueran obvias.

—Cállate Tim. —Le reprochaba Maney. —Vi que eran auténticas y por eso las acepté...

— ¡Pero no le pateaste las bolas!

—No había necesidad. Sé cuidarme sola...

—Sí son auténticas...—Iker observaba las plateas detenidamente.

—Si dices que ese hombre vestía formal...—Pensaba Zuley. —Posiblemente trabajaba en algunas de las empresas que están cerca y si es empresario entonces es creíble que las haya comprado.

—La verdad yo no me creo que le hayan dado las plateas a Maney por su fea cara...—Les comentó Tim señalando la cara de Maney y dirigiendo su mirada a Iker y Zuley.

— ¿Qué dijiste?—Maney se enfureció y golpeó su cara.

—Tim tiene razón. Nadie da este tipo de cosas así como así. —Iker examinaba, sin dejar de ver las plateas.

—Habías dicho que era un pervertido, ¿No?—Zuley preguntó tratando de resolver el problema.

—No tal cual pero... ¡Me miraba mucho!—Contestó ruborizada. — Y cada que yo me alejaba buscaba llamar mi atención...

—Quizá sea de esos empresarios riquillos hijos de papi que ya sabes, te hacen favores a cambio de que tú también le hagas "favores"...—Zuley insinuó. —Seguro que lo verás de nuevo para sacar provecho...

— ¿Cómo?... Si yo no le dije mi nombre ni nada...—Se preguntaba confundida. — ¿Cómo me encontraría así? Él se fue primero, no podría rastrearme ¿O sí?

—Esa gente tiene sus mañas. Te lo digo yo que mis padres trabajan en empresas poderosas. — Zuley se llevó una mano al pecho golpeándose, con autoridad.

— ¿Qué hacen ahí?—Preguntó Tim.

—No lo sé exactamente pero ganan muy bien, cada mes me mandan mucho dinero porque ellos no viven en el país. —Respondió con una sonrisa ambiciosa.

— ¡Adivina qué Zuley!— Gritó Iker muy emocionado sin dejar de ver las dos plateas.

— ¿Qué?— Le preguntó, con intriga.

— ¡Estas platas tienen el poder para que entres a camerinooos!— Iker exclamó muy emocionado señalándole a Zuley el lugar en las tarjetas donde decía eso.

— ¿QUÉEEEE?— Gritó ella, arrebatándole las plateas a Iker. — ¡ES CIERTO! ¡PODEMOS ENTRAR A CAMERINOS! ¡Y ESTAS PLATEAS NO SON ESPECÍFICAS!

— ¿Cómo que no son específicas?— Preguntó Tim.

—Que te sirven para cualquier evento de la misma empresa...—Le respondió Maney, en un aire más serio que antes.

— ¡Maney! Esas plateas son valiosísimas. —Dijo Iker sorprendido. —El que te las regaló es un verdadero idiota, mira que regalar algo que podría venderlo en miles...

—O muy inteligente según sus intereses...—Zuley reflexionaba. —Si la enganchó con algo así y le llamó la atención ¿Cómo no sabemos que planea secuestrarla y tener fines perversos?

— ¿Qué?—Maney comenzaba a ponerse nerviosa.

—No lo creo, quizá sólo sea un tipo al que le gustó Maney y quiere llegar a algo con ella...— Iker trató de calmar.

— ¿Quée?—Repitió Maney, más nerviosa con eso que con lo anterior.

—Ay, eso te asustó más jajaja. ¿Acaso el tipo era feo?—Zuley comenzó a bromear. — ¿O estaba guapo?

—...Ehm no sé, no vi bien su cara...—Confesaba con timidez. —Era alguien joven, como de nuestra edad...

— ¿Acaso eso importa?—Cuestionó Iker.

—Ya no te asustes, seguro nada más es un riquillo bobo. —Tim intentaba consolarla, poniendo una mano en el hombro de su amiga. — ¿Y nos llevarán al concierto?— Preguntó emocionado.

—Las plateas son dobles y esa persona le dio tres... Yo no le veo problema. Podemos ir los seis. —Zuley guardó en ese momento las plateas en su mochila.

—A Derek no le gusta ese grupo...—Iker contradijo.

— ¡Pues lo obligamos a ir!— Zuley estaba completamente decidida. — ¡Sería nuestro primer concierto juntos! ¿Eso no les emociona? Después de un semestre de tratarnos y volarnos las clases e ir al Jarocho por cafés y chocolates...

—Sí, de hecho suena muy bien. —Iker también se emocionó. —Sería el primer concierto al que voy con mi hermano...

—Al decir eso bajó la mirada y se puso rojo. —En definitiva tiene que venir. —Apretó sus puños, con determinación.

—Hay que avisarle a Suemy para que pida permiso...

— ¡Sísisisisisi! ¡Yo le digo!—El pelinaranja se ofreció brincando y alzando sus brazos, como queriendo pedir la palabra.

—Muy bien. Encárgate de eso y de Derek...—Le recordaba Maney a modo de despedida.

—Sí, no te preocupes yo los convenzo.

—Le guiñó, alzando el pulgar. — ¡Estoy ansioso por ir al concierto! ¡Gracias por todo Maney!—No aguantó su emoción y la abrazó.

—De nada. —Maney también lo abrazó. —Nos vemos Iker. Tim, vamos a casa.

— ¡Adiós Iker!— Tim se despidió de él, alzando su mano. Comenzaron a caminar dirección a su casa. — ¿Por qué le aceptaste esas plateas?—Le preguntó de una manera mucho muy seria.

—...No lo sé. —Ella cambió su expresión a una confundida y minúsculamente perturbada. —Fue una sensación extraña, no sentí que fuera malo hacerlo, ese sujeto no era cualquier persona...

—Que no sea cualquier persona no quiere decir que sea buena. Tú me dijiste eso...—Fruncía el ceño.

—Ni tampoco mala. —Volteó a verlo. —Creo que fue instinto, no sé Tim, lo que acabo de hacer probablemente no fue lo más inteligente pero ya lo hice y si fue malo entonces buscaré la manera de remediarlo.

—Está bien, tienes buenas corazonadas...—Tim al fin sonrió. —Es que me sorprendí de que precisamente tú hayas recibido algo de un extraño...—El resto del camino continuaron hablando de cosas sin importancia y más alegres, lo que los haría olvidarse de ese acontecimiento lleno de incertidumbre por un buen tiempo...

Memories 2 - Los TrinuxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora