Candy y Terry estaban felices su amor se había sellado la noche anterior ahora sería imposible aseguraba Terry que lo separaran de pecosa. Aunque por dentro tenía miedo, esa insertidumbre que lo hacía estremecer de su corazón al imaginar que tal vez, el padre de Candy cambiará de opinión y quisiera disolver su matrimonio. Aún así con la insertidumbre en sus hombros no le negaría a su pecosa la oportunidad de conocer a sus padres.
Instalados en sus respectivas habitaciones a bordo del Carpatia Candy sentía su corazón rebosante de alegría tenía a su amor, a su mocoso engreído a su lado y le había hecho el amor de una manera que nunca se imaginó sentir, había un abismo de diferencia entre Terry y Jack, el hombre que ahora estaría a su lado era todo lo que ella necesitaba, anhelaba, pero del Duque que regresara a Inglaterra era lógico y bueno con el trato no se le hizo raro que Eleonor lo acompañara, seguro que sé darían una segunda oportunidad pero ¿Albert?¿ Que tenía que hacer el en Inglaterra? Bueno lo importante es que estaban bien y juntos. Las tardes procuraban tener diversas actividades, nunca dejaban solo a Albert aunque a veces Albert prefería dejarlos solos y veía al Duque de Grandchester con quiénes se pasaba un largo rato.
Candy y Terry se amaban cada día y cada noche, disfrutaban de admirar las estrellas y la luna, en algunas ocasiones Terry le recitaba fragmentos de Romeo y Julieta o simplemente poemas que salía de su corazón. Si estaban enamorados ellos estaban en un plano aún mucho mayor, tal vez casi nadie podía tocar el nivel de amor que ellos sentían. Terry besaba sus ojos su cuello, llenaba de caricias su cuerpo tratando de sanar con su amor todo lo que había sufrido, le encantaba hundirse en sus cabellos y aspirar el fragante aroma de su piel, ella gozaba de acariciar sus brazos, sentía hermoso el sentirse protegida con sus brazos fuertes, sus músculos perfectamente delineados, de ese adolecente que conoció ya no quedaba nada, había dado paso a ese cuerpo perfecto, como esculpido por un artista. A él también había mucho que había perdido el cuerpo pequeño de esa chica con coletas, ahora disfrutaba de una joven delgada de cuerpo niveo, le encantaba tomarla por ese diminuta cintura y gozar de sus caderas delineadas muy favorecidas, sus pechos ahora eran como dos montes voluptuosos, firmes e invitantes a ser degustados por el que ahora era el dueño de su cuerpo. No hubo día que no estuvieran juntos disfrutando del placer de hacer el amor.
Los días pasaban y el Duque y Albert no encontraban el momento exacto de hablar con ella y revelarle ese secreto que o bien todos saldrían bien o tendrían que luchar para evitar que volvieran a separarlos.
En la segunda semana Albert llamó a Terry por medio de un mensajero, tenía que hablar referente a Candy, la hora se acercaba y tenían que estar de acuerdo. Candy aprovechó el momento para escribirle a la hermana María y a la señorita Pony, también a sus amigas Paty y Annie y a sus queridos primos, aprovecharía para enviarle una carta agradeciendo el ajuar de bodas, le diría que era hermoso.
Terry tenía miedo de tener que confesar ese secreto, sí le daría gusto a su pecosa saber que posiblemente sus padres vivían pero....y si las cosas no marchaban para bien de ellos, su padre veía la angustia de Terry y a modo de infundir un poco de tranquilidad lo hizo salir de sus cavilaciones. - ¡Terruce hijo! No te preocupes yo te apoyaré, no estarás sólo, sea lo que sea eres heredero al Ducado y no creo que haya impedimento en tal caso, o ¿aún siguiras con la idea de renunciar al Ducado? - No padre por Candy yo hago lo que sea, no quiero perderla.
Albert sentía que su corazón se estrujaba al ver el sufrimiento de su amigo, además podría suceder que no volviera a ver a Candy, su pequeña. - - Terry mañana llegaremos a Inglaterra y tendremos que hacer algo para decirle a Candy ese secreto que no podemos ocultarlo por más tiempo, le dijo Albert con voz apagada. - ¿Tu también Albert? Pensé que era el más preocupado de todos. - Terry tú ya te casaste con Candy pero yo, no sé si pueda volver a verla a ver. La conocí cuando apenas era una niña pecosita de coletas y paso a paso la fuí cuidando y aún habiéndola adoptado seguí cuidando de ella, llegué a pensar en ella como algo más pero estaba equivocado, siempre la he querido pero ahora veo que como un hermano, sonará loco pero me siento su padre aunque no lo sea en realidad. Terry vió como a su amigo se le llenaban de lágrimas los ojos y en efecto tenía toda la razón tal vez el ya la tenía a ella, pero aún no sabían que pasaría con ellos.
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Candy Candy CAMINO QUEBRADO
Fiksi PenggemarCandy y Terry creyeron alcanzar la felicidad al momento de que Terry pone en escena Romeo y Julieta,escena las cosas no salen como pensaban pues mediante la intervención de Susana Marlowe al perder la pierna y el dilema de Terry entre el honor y el...