VEINTE: RAYO

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RAYO

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RAYO

Domingo 18.42 P.M.
CINCUENTA Y UN HORAS DE ATRACO

El reloj había llegado a cero, el Plan Valencia daba sus frutos, tal y como había sido estudiado hace meses atrás. Las autoridades se vieron obligadas a poner pie en territorio enemigo para poder estar seguros que teníamos encerrados a todos los rehenes con vida, después de soltar un centenar de balas sin dirección.

Las puertas se habían abierto tres horas después pero irónicamente para dejar pasar a la negociadora del atraco. Raquel Murillo.

Raquel Murillo, una mujer treintañera, madre de una pequeña niña, con historial de maltrato por parte del idiota su ex marido hace años por lo que tiene una órden de alejamiento contra él. Raquel era la persona perfecta para poder manipular a nuestro favor, por lo que sólo con ella, el Profesor manejaría la negociación del atraco. Por ejemplo; la inspectora al tener una hija pequeña, nosotros usaríamos la empatía con los jóvenes que teníamos secuestrados, lo que nos daba ventaja sobre ella, eso y su duro pasado.
No era partidaria de usar su mala experiencia con un hijo de perra, pero aquí nos estábamos jugando el todo por el todo, entonces la sororidad entre mujeres no venía al caso ahora cuando yo tenía un pie adentro de la cárcel y la inspectora Murillo traía las esposas.

Tokio, Río y Berlín fueron los encargados de hacer de anfitriones del paseo, sus identidades no eran un secreto por lo que no existía el riesgo de ser descubiertos por nadie. Raquel vendría a recibir sus pruebas de vida mientras que Nairobi se dedicaría a seguir imprimiendo nuestro dinero.

Como no podía presentarme a rostro descubierto por temor a tener mi cara en los telediarios o ser difamada como le ocurrió a Berlín. Me dedicaba a mirar desde el altillo del segundo piso del museo como se estaba llevando a cabo la reunión, no iba nada mal y según estaba escuchando era Berlín el que llevaba el mando del tour con ese carisma único que traía.

Todo estaba saliendo de puta madre, los rehenes no podían mentir porque jamás les hicimos daño de ninguna manera, la forma que teníamos de intimidarlos era a través de las duras palabras que usábamos de todas las consecuencias que tendrían si no nos obedecían y eso no era ni violencia física ni psicológica. La ley estaba de nuestro favor en ese aspecto.

Aunque no todos, Mónica era la única que tenía verdaderos motivos para que la policía entrara a rescatar a los rehenes. Pero yo misma me di la tarea de convencerla, no fue difícil porque la pobre estaba demasiado asustada para negarse a uno de los atracadores que la habían intentado matar, pero intenté hacerla sentir más cómoda. Lo bueno es que Mónica Gaztambide parecía ser una persona empática que entendió rápidamente que no le íbamos a hacer daño nuevamente, eso sí, la secretaria resucitada solo se sentía cómoda junto a Denver, ya que ella lo veía como su salvador.

Tres horas sin saber de él, después del reporte de conducta que le tuve que hacer al Profesor no lo había vuelto a ver por ninguna parte. Ni siquiera cuando tuvimos que ordenar a los rehenes para que se vayan presentando ante Raquel Murillo.

honor among thieves  +.・ la casa de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora