DIECISIETE: LA DUDA

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LA DUDA

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LA DUDA

DOS MESES ANTES
Sábado 03.58 A.M.

Yo no tenía la mínima capacidad de pensar en nada coherente, solo en lo mal que me sentía al recordar difusamente los labios de Valentín. Todavía estábamos montados en el coche que conducía Denver, que la verdad no era el más sobrio de los cinco pero era eso o no teníamos opción.

── No le hables mucho que está media tonta perdia── escuché la voz de Denver a lo lejos.

Me volví a acomodar mejor en el asiento para intentar poner atención a la conversación aunque la verdad venía en un estado bastante dudoso.

── Anda ya envidioso, que París estaba bien a gusto con su pibe, ¿qué no?── bromeó Nairobi golpeando mi brazo con su codo── Pedazo de fiera mi amiga, puro filete argentino la cabrona.

Miré a Denver por el espejo retrovisor que tenía adelante, no me miraba, solo tenía la vista en el camino. No quería verme.

   ── Vamos a un atraco, pi pi pi── cantaba Río en medio de su borrachera── En un auto feo.

── ¡Tú sí que eres feo!── Nairobi le soltó un golpe en la cabeza.

 ── Hostias, creo que voy a vomitar── dijo Río con una mano en su cabeza── ¿Oigan, alguien tiene una bolsa por aquí?

── Cállate y aguanta un poco── saltó Denver a la defensiva.

Cuando finalmente llegamos a la casona de Toledo, Tokio junto a Denver fueron a dejar a Río a su habitación por lo que fue Nairobi la que me ayudó a moverme por los oscuros pasillos de la casona.

── ¿Ahora me contarás qué coño pasa de verdad?── preguntó ella cuando abría la puerta de mi cuarto── Porque tienes los ojos como los de un pastero de segunda, París. No te veo ni contenta, tía.

── Es la primera vez que salgo de fiesta desde muchos años── admití con una sonrisa que de inmediato se borró al recordar todo── Me intentaron tocar mientras bailaba, tomé no sé cuanto alcohol y conocí a un tío de la hostia── suspiré tirándome en la cama── Incluso le puse Buenos Aires al cabrón, y después me puse a fumar como chimenea.

── Pues según lo que me cuentas lo pasaste de puta madre── sonrió Nairobi.

── Ya, pero el problema es que lo besé── solté.

── Pues me parece bien, tú eres joven, estás buenísima, soltera a punto de meterse a robar en el atraco más grande de la puta historia y ese tal Buenos Aires estaba buenísimo, joder── dijo Nairobi contenta.

Claro que me va a decir eso, si nadie tenía que enterarse de que con Denver estábamos intentando algo, nada oficial, nunca ninguno de los dos tuvo el valor para ponerle un nombre a nuestra relación, pero el sentimiento estaba lo que era necesario como para respetar esa línea que yo pasé.

honor among thieves  +.・ la casa de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora