VEINTITRES: JARANA

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JARANA

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JARANA

Lunes 19.48 P.M.
SETENTA Y DOS HORAS DE ATRACO

── ¡Se están escapando!── gritó Denver entrando a la sala de reuniones── ¡Dieciséis rehenes, por la zona de carga!

Llegué rápido atrás de él, dentro del lugar estaba Berlín sentado en el sillón en su hora de descanso mientras que Nairobi cenaba en la mesa. Ambos nos vieron entrar con un rostros angustiados, Berlín con Nairobi se miraron entre ellos un segundo, como si se comunicaran telepáticamente, hasta que nuestro líder asintió y se pusieron rápidamente en marcha.

 ── A ver soldados, se activa el PLAN VERDÚN, ¿entendido?── informó Nairobi buscando sus armas para cargarla.

El PLAN VERDÚN, como esa ciudad que en el año 1916 sufrió una devastadora batalla que los dejó en el suelo. Era un plan de ataque único, era la formación del equipo en caso de ataque directo, vale decir; balas, golpes, gases y todos los métodos que usarían el Grupo Especial de Operaciones para poder de alguna forma llegar a nosotros. Cuando el Plan Verdún se activara pasábamos de ser un grupo de atracadores a un escuadrón de militares.

Eso sí, el Plan Verdún no se repasó más de dos veces como caso de emergencia extremo. Claro, ya que en ese minuto estábamos tan confiados de que jamás se pondría en marcha no nos pareció vital. La única forma que ese plan nunca se activara era si el equipo hacía las cosas bien, al pie de la letra. En otras palabras los únicos que podíamos llegar a activar el Plan Verdún éramos nosotros mismo.

Y por confiarnos, lo activamos sin saberlo.

── París, vete a por Helsinki y Oslo── me ordenó Berlín y antes de salir nuevamente corriendo por toda la fábrica Denver me agarró del brazo.

Me quedé en silencio esperando que me diga algo, aunque eso nunca ocurrió. De pronto pasó su mano por atrás de mi nuca para atraerme a sus labios de manera sorpresiva, un simple beso sencillo que me recordó la razón que tanto me gustaba ese hombre y porque me aterraba perderlo en cuestión de minutos.

── Cuídate, ¿vale?── susurró con su boca demasiado cerca de mi oído, lo que me causó escalofríos en mi piel── Te necesito de vuelta.

Asentí con un nudo en la garganta, no me vi capaz de responderle cuando ya había salido corriendo a buscar al par de serbios que se podrían encontrar en cualquier puñetero lugar de esta puta fábrica. Eso sí, en el camino me encontré con Tokio. Intenté explicarle resumidamente la situación en la que estábamos liados, el tiempo apremiaba entre la delgada línea de libertad. De inmediato la mandé donde se estaba produciendo el desastre junto al resto de la banda.

honor among thieves  +.・ la casa de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora