¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
PARÍS
Jueves 13.27 P.M 984 MILLONES DE EUROS
Estoy segura de que nunca había visto a Denver tan callado, era como si la luz de su personalidad hubiese desaparecido. Nos encontrábamos en el almacén de la fábrica, él no se había movido del lado de aquella caja de madera que contenía el cuerpo sin vida de Moscú, yo tampoco me animaba a dejarle solo, sin embargo todavía nos quedaba cosas que terminar porque no teníamos que olvidar que el atraco aún no terminaba para nosotros.
── Nació el día del trabajador── dije nostálgica notando la fecha que Denver había escrito sobre la madera.
MOSCÚ AGUSTÍN RAMOS DOS HERMANAS 01/05/1964
── Todos los años desde que trabajaba en la mina decía que tenía la fiesta de cumpleaños asegurada con un buen piquete. Y que las pelotas de goma eran sus regalos── recordó Denver con una sonrisa que desapareció al instante── Este año han sido balazos.
Me acerqué a él cuando se puso de pie, tomé sus manos para que acortara la distancia entre nosotros. Denver las dejó reposar en mi cintura y yo las pasé por su cuello juntando nuestras frentes con cuidado.
── Dicen que si naces en el lado equivocado... mueres en el lado equivocado── musitó mirando al suelo.
── Eso no es verdad── aseguré levantando su mentón con mis dedos para que me viera directamente a los ojos── Nací en las mejores comodidades, estudié en las mejores escuelas de España y mi familia tenía una reputación intachable... hasta que nuestra vida se fue a la mierda── suspiré manteniendo la calma── Y mírame, encerrada en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre con el tío más guapo que he visto en mi puta vida── me sonrió── A pesar de tener a toda la policía de España apuntándome, no creo estar en el lado equivocado.
Acaricié su mejilla disfrutando la calma que nos rodeaba.
── Oye, no sé si es el mejor momento para decirlo, pero lo siento. Lo siento por todo.
── Yo también── respondí dejándolo atónito. Denver frunció el ceño sin entenderme── Por no haberte creído, por haberte odiado sin sentarme a pensar. Por obligarte a ser perfecto y no darme cuenta que al final tampoco lo soy.
── Pa' mi tú eres perfecta, te digo── soltó de modo coqueto. Me reí sintiendo el calor subir a mis mejillas como un cría de quince.
── Cuando salgamos de aquí── entrelacé nuestras manos── No quiero que esto se acabe. Ahora no sé si esto va a terminar de la mejor manera o sólo duraremos dos meses perdidos en Indonesia hasta que nos demos cuenta que hemos cometido un error── reí nerviosa cuando él apretó su agarre en mi cuerpo para acercarme un poco más── Joder, quiero intentarlo. Estoy tan cansada de darle vueltas que me di cuenta que voy a terminar perdiendo antes de atreverme a vivir la vida que quiero, Daniel.