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LOS NIÑOS BUENOS
UN MES ANTES Domingo 09.20 P.M.
Las pesadillas son sueños, imágenes mentales ante las cuales se genera una fuerte respuesta emocional, ya sea por causas físicas o emocionales. La evocación mental de situaciones de peligro o agobiantes provocan en quien las sufre miedo, terror, ansiedad e incluso tristeza. La consecuencia directa e inmediata es despertar en estado de alarma y excitación, con recelo en torno a la propia seguridad y bienestar.
Si estas pesadillas ocurren de forma repetitiva también pueden ser un signo de: trastorno de la respiración durante el sueño (apnea del sueño) o trastorno por estrés postraumático, que puede ocurrir después de haber visto o experimentado un acontecimiento traumático que implicó una amenaza de muerte o lesión.
Me había despertado extrañamente antes que el resto. Salí en pijama como si nadie más viviera en este lugar, pero a esta altura la verdad que me daba un poco igual, era como una casa en donde nunca te podrías aburrir viviendo con ocho anónimos más y pasearme por la cocina en short y polera no era nada que yo no hubiese hecho antes. Vamos, ¿quién se arregla para salir a asaltar la nevera?
Abrí el refrigerador para sacar el resto de pastel de chocolate que había dejado la tarde anterior para desayunar ahora, pero menuda sorpresa que me llevé al darme cuenta que algún cabrón de mierda se la había atragantado como si fuera suya.
── Me cago en la puta── susurré, lanzando la puerta fuertemente.
Al parecer lo de ser ladrones se les quedaba en la sangre.
── Exclamó la princesa── escuché la voz de Río a mis espaldas── Te daría los buenos días, pero ni medio día ya andas cabreada.
── Dejé comida aquí, mi comida ¿sabes? Porque era mía la mierda esa── solté un suspiro frustrada── Alguien se comió el puñetero pastel.
── Y estaba de puta madre── sonrió Río pasando su mano por su estómago── Que es broma París, no me atrevería a meterme con tu comida.
Rodé los ojos sin tomar atención, saqué unas tostadas para pasar el mal rato, joder, tenía ganas del pastel que había hecho Nairobi ayer porque yo se lo había pedido de favor. Me había tragado como tres pedazos dejando uno para hoy en la mañana pero al parecer no se iba a poder.
── Mira, no te puedo hacer torta a las nueve de la mañana pero si dejas de poner esa cara de mierda te hago tortitas── ofreció Río pasando sus manos por ojos para quitarsr el sueño── ¿Vale?
Asentí con un puchero de niña pequeña. Aunque por dentro me estaba partiendo de la risa por lo tierno que se veía Río con su actitud de adulto incluso siendo menor intentando darme en el gusto. Río sacaba un par de cosas como si fuera un chef, cuando en realidad era de los que se alejaba corriendo cada vez que saltaba el aceite de la sartén. Ambos nos encontrábamos aún en pijamas por lo que era una escena que me recordaba cuando junto a Marcos nos despertábamos antes que nuestros padres y nos tocaba cocinar el desayuno a nosotros.
