DOS: EL ATRACO

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EL ATRACO

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EL ATRACO

Sábado 07.09 A.M.
TRES HORAS ANTES

¿Cómo era posible que pasara tan rápido el tiempo? Si habían veces que una clase se me hacía extremadamente larga y tediosa, pero ahora cinco meses han pasado demasiado rápido para mi gusto. Cinco meses en donde en esa casona en Toledo fue el lugar donde ocurrieron muchas cosas, esa sala de clases fue el núcleo de todo este plan y las paredes de mi antigüa habitación a la que no volveré jamás.

Ahora mismo estábamos en una furgoneta vieja e incómoda manejada por Helsinki y Oslo adelante mientras que los demás nos encontrábamos amontonados en la parte trasera de esta. Todos con los monos rojos como uniformes de escuelita e irónicamente con las caretas puestas, como si nunca nos hubiésemos vistos nuestros rostros descubiertos, a diferencia de Tokio que se pintaba los labios tan campante. Nadie decía nada, el silencio reinaba y la tensión se cortaba con una navaja en ese instante. Yo solo sentía como el auto se movía por la carretera, pasando por cada piedra haciendo que nos moviéramos por los pequeños golpes, todo iba así hasta que Denver abrió la boca.

La verdad no lo escuché en lo absoluto nada de lo que dijo, estaba demasiado concentrada en mis pensamientos, en lo que faltaba para llegar al famoso "punto de retorno" (denominado así por el Profesor) y de todo lo que podía salir mal, un mal paso o algún disparo que no fuera calculado. Era una cosa milimétrica para que todo se vaya a la mierda, aunque admito que este plan tiene todo pensado pero como me dijo Berlín, nada está lo suficientemente planeado, nunca es suficiente, menos ciento cincuenta días.

── París, hija── me susurra Moscú que estaba a mi lado── ¿Estás bien?

Me saqué la máscara para respirar un poco antes de sentirme más asfixiada de lo que ya estaba encerrada en ese lugar. Solo me limito a asentir sin muchos ánimos, no quería contagiar esa inseguridad a mis compañeros que es lo que menos necesitan ahora mismo.

Levanto la mirada disimuladamente para poner atención en la conversación de los hombres, pero encuentro primero a Denver con el rostro descubierto con su intensa mirada clara encima mío sin disimulo alguno, su expresión de preocupación era descifrable. Le dediqué una sonrisa muy falsa para restarle importancia al asunto a la vez que sentía que mis mejillas entraban en calor por como se tomó el atrevimiento de guiñarme el ojo.

── Pues yo encuentro que esta mierda no da miedo── agregó Denver tomando la máscara.

── Absolutamente── le apoyó Río siendo el tercero en quitarse la máscara después de Denver──¿Quién eligió esto?

── ¿Qué problema hay ahora con la careta?── preguntó Berlín ya hasta arriba de tanta niñería.

── Que tú ves las películas y las máscaras dan miedo── siguió Río con su reclamo como si a alguien le importara── Ya sabes, los esqueletos o la muerte.

honor among thieves  +.・ la casa de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora