Décimo tercero: "No lo veas"

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Salimos disparados fuera de la tienda, Lucas nos llevó corriendo a casi la orilla de la playa, si ya estábamos alterados nuestros ojos se abrieron como platos al verla tirada en la arena.

Al llegar a ella intentamos moverla asustados, pero no reaccionaba. Tenía una herida en la frente bastante grande, por lo que casi todo su rostro estaba cubierto de sangre.

─¿Qué mierda pasó?─preguntó Eleven entre atemorizada y molesta a Lucas.

─Ella... se cayó, y...─el estaba tan afectado que ni siquiera podía hablar.

Me compadecí de el y me paré del piso, tomé su hombro.

─Amigo, tranquilo, enciende el auto, vamos a un hospital.─cargué a Max rápido.

El me obedeció, mientras caminaba al auto pude detallar más su rostro, la sangre le daba un toque escalofriante. Por un segundo me recordó a aquellos tiempos donde el mal asechaba nuestras vidas y, tanto como las heridas y la sangre era algo normal.

La llevamos al auto y arrancamos. Eleven venia comiéndose las uñas, estaba muy nerviosa, no paraba de darle miradas a Max, no quise decir nada pero yo también estaba temblando.

Ella es una de mis mejores amigas, y el que le pase algo en serio me pone mal.

Llegamos al hospital más cercano, apenas nos atendieron la colocaron en una camilla y la despertaron con alcohol. Al ver sus ojos abrirse el aire volvió a nuestros pulmones.

─¿Qué pasó?─preguntó ella entre preocupada y confundida. Hizo una mueca de dolor y se tocó la frente.

─No te toques, querida.─le ordenó la enfermera ─Ahora mismo te vamos limpiar y suturar esa herida, no pasa nada.

Según lo que dijo Lucas una vez se estabilizó, Max y el se habían ido a la playa a nadar, pero antes de meterse Max resbaló y se golpeó con una piedra, por suerte no pasó a mayores.

Mientras la suturaban Eleven y yo nos pusimos en la sala de espera. Ya estábamos calmados.

─Creo que antes de que todo esto pasara tu y yo estábamos en algo.─hablé tomando su mano.

Ella se sonrojó sonriendo.

─Ah, sí.

Nos acercamos al mismo tiempo para besarnos, cuando de repente escuchamos un quejido a lado nuestro, volteamos y vimos a un chico cayendo al piso con un café derramado en su camisa.

Al verlo impactar con el piso nos levantamos a ayudarlo, no había nadie en la sala aparte de nosotros. Eleven fue por toallas de papel y se las dimos para que se limpiara.

─¿Estás bien, amigo?─pregunté tomándolo del hombro. El me vio con una sonrisa.

─Claro, sólo se siente un poco caliente.─rió pasando su vista a Eleven ─Soy Damián, gracias por ayudarme.

Estrecharon sus manos. Luego lo saludé yo.

─Soy Will, y ella es Jane.─dije.

─Un placer.─nos vio por unos segundos, luego a su camisa ─Creo que tengo que cambiarme.

Pensamos que se iriía a un baño o algo así, pero se fue a una de las sillas donde se encontraba una mochila, se quitó su camisa dejando a la vista su abdomen, me sorprendí al notar que estaba muy marcado.

─Vaya.─soltó Eleven con la vista clavada en el, fruncí el ceño y me giré a ella.

─No lo veas.─protesté un poco celoso.

Ella se rió sin parar de mirarlo.

─No puedo.

─Haré que puedas.─la tomé de la cintura y la cargué en mi hombro. Ella se rio y protestó pero no la escuché, comencé a dar vueltas.

Al terminar la bajé y ella pareció mareada. Ahora yo solté una carcajada.

─¿Todo está bien?─preguntó Damián, que ya estaba a nuestro lado.

─Claro.─contesté un poco confundido, ¿por qué ese repentino interés?

Estaba por decir algo más cuando vemos a Max y Lucas venir hacia nosotros.

─¿Cómo estás?─preguntó Eleven, robándome las palabras de la boca.

─Pues, adolorida, siento que me va a estallar la cabeza, pero fuera de eso...─sonrió ─me sigo sintiendo horrible.

Reímos por unos segundos, Lucas y Max observaron a Damián con curiosidad. Los presenté normalmente, ya nos íbamos a ir por lo que también nos despedimos.

─Fue un gusto conocerte.─le dijo Damián a Eleven, para mi desconcierto se acercó a su oreja y susurró algo.

Ella se puso roja, el no saber lo que le dijo me hervió la sangre. Lo acabamos de conocer y ya con esas confianzas, ¿quién diablos es este tipo?

─Vámonos.─apuró Max caminando a la salida.

La seguimos corriendo un poco, pero antes de cruzar la puerta me detuve y miré a Damián, el también me observó, levanté una ceja y seguí mi camino.

Que tipo raro, y no lo digo porque esté celoso, o bueno, tal vez un poquito sí, pero el sin duda es muy raro. Lo bueno es que probablemente jamás lo volveré a ver.

¿Verdad?

LaEscritoraPerrona

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Algo inevitable [Wileven]-TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora