Caminó a paso firme por la aldea hasta llegar a su morada.
Entró y se sentó en la cama; lagrimas gruesas caían por sus delicadas y blancas mejillas.
Con sus manos aún a su alrededor, acaricio su vientre con dulzura mientras susurraba...-------Está bien cariño... No pasa nada. No fue nuestra intención asustarte. Perdónanos... --------El no nato en el interior de la pelirroja no había dejado de removerse desde que había discutido con su compañero. Había pasado la última hora después de eso intentando calmarlo con caricias y abrazos debajo de su capa, pero había sido inútil.
Se sentía mal.
Estaba molesta con Koga por haberle gritado, pero no por ella, sino por su pequeño, quien había resentido aquello aún más, volviéndose inquieto y nervioso y desde luego, ella se sentía culpable también. No debió dejar que Koga le gritara. No debió gritar ella también.La joven futura madre podía escuchar el corazoncito del no nacido bastante acelerado y sentirlo removerse tan inseguro no solo le dolía físicamente, sino que le partía el alma...
-------Perdón Okami. En verdad lo siento mucho. Has sido tan fuerte..,has pasado por tanto... No debimos hacerte esto. Tú papá no quería gritar... Yo no quería gritar. Lo sentimos.
La joven se acomodó en su lecho, acostándose sobre su lado izquierdo y acurrucándose cómodamente hecha ovillo alrededor de su barriga; la acaricio un buen rato más sintiendo de a poco al pequeño en su interior comenzar a calmarse y justo después, ella también calló dormida...
Koga estaba sentado en la colina, aquella en la que solía salir a mirar el cielo nocturno con Ayame.
Observaba su aldea desde ahí.
El deshielo estaba en proceso. La primavera estaba en puerta. En poco tiempo, todo sería de un brillante verde y el sol llenaría de calidéz los días.
Pensó en todo lo que había acontecido los últimos meses... Pensó en lo lejano que parecía todo...
Era como si hubiese vivido dos vidas diferentes; una antes de enterarse de que Ayame estaba embarazada y una después.
Pensó él lo tirano que había sido con ella antes. Pensó en lo cobarde que había sido como para negar que la apreciaba y con el propósito de reafirmarse, la trataba como si fuese nada...
Y ahora... Todo había cambiado radicalmente.
Ahora no podía si quiera imaginar su vida sin ella. Sin su sonrisa, el sonido de su reír, sus dulces palabras que le aseguraban que todo iría bien, su incondicional e incansable apoyo, su calor...
Ella lo era todo para el. Era el gran amor de su vida... Era su vida entera.Lo acontecido ese día lo partían en pedazos de la forma más dolorosa posible.
Como había sido capaz de gritarle?!?!
Ella no había hecho nada más que cumplir con su deber, como siempre lo hacía y seguramente el miedo que había padecido había sido inmenso...
Koga sabía que Ayame amaba al cachorro que llevaba en su vientre más que a nada ni a nadie. Más que a su propia vida y más que a su mismo compañero...
Haber puesto a ese bebé en tal riesgo debió carcomerla por dentro, pero se sabía la única esperanza de su clan y si alguien conocía bien al ser en su interior, era ella.
Por meses ese pequeño ser había sido la fiel compañía y fortaleza de su madre que incansablemente había vivido para proteger a su pueblo aún sabiendo que su vida y la de su futuro descendiente estaba en juego. Ella confió en que Okami estaría bien porque lo sentía en todo momento. Sentía lo fuerte que era, su propia disposición a ayudar a su madre... Ese cachorro llevaba la sangre de ambos líderes, naturalmente el también lo era y si Ayame se arriesgó tanto era porque sabía que el pequeño lo resistiría.Pero él no había visto eso.
Él se dedicó a mirar la imprudencia de Ayame y permitió que el pánico y el enojo lo cegaran.
El había hecho más daño a Ayame y a su bebé en unos minutos que cualquier riesgo en esos meses...
Recordó aquella ocasión hace tiempo, cuando una aterrada Ayame le suplico piedad, le suplicó que no le gritara porque sentía cuanto mal hacía eso a la fragil vida en su interior.
Ayame jamás le había pedido consideración antes de eso. Nunca le había pedido nada en realidad. Por lo cual, era más que obvio que toda la comprensión, el respeto y la consideración que ahora le pedía, no eran para ella, sino para Okami.
Él se había jurado no volver a menos preciarla, no volver a dañarla con gritos y reclamos nunca más, aún cuando su hijo naciera, no quería que creciera pensando que odiaba a su madre, porque no era así en lo absoluto.
Todo lo que había querido desde que Ayame le imploro la primera vez, es que ese bebé se formara, naciera y creciera sintiendo cuan agradecido estaba su padre con su madre, cuanto la amaba y cuanto la admiraba y respetaba, porque de esa forma, ese pequeño se sabría siempre el resultado de ese amor y devoción y no de un capricho, un acuerdo o una conveniencia... Quería que se sintiera deseado y amado y hoy había faltado a su boto. Había roto su más grande juramento.
Había hecho pedazos a Ayame y con ella a la criatura que gestaba.
Había señalado y acusado a Ayame de no amar lo suficiente a su hijo, de no protegerlo, de ser la única culpable si algo le sucedía...
Si Ayame se sintió destrozada en ese momento, no podía imaginar cómo se sentiría su pequeño hijo aún no nacido. Debía sentirse terrible, debía sentirse culpable...debía sentirse el causante de las palabras tan hirientes de su padre hacia su madre. Debía sentirse tan debil y tan poca cosa...Recordó la forma en que Ayame lo mantuvo abrazado después de eso... Seguramente algo andaba mal. Tal vez se sentía dolorida... Tal vez el pobre Okami no dejaba de moverse completamente asustado y desconcertado.... O por el contrario, tal vez había dejado de moverse.
La culpa y la rabia hacia sí mismo lo hicieron levantarse de golpe, corrió hacia un árbol cercano y con un terrible grito desesperado arremetió contra su tronco con una gran patada que hizo al árbol caer con un estruendo casi tan resonantemente como su grito, pero aquello que resonó poco después le heló la sangre por completo...
------KOGAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!
La voz de Ayame se disparó al aire atravesando desde las rocas hasta los huesos del lobo, quien con el escalofrío triturando su ser entero salió corriendo por el risco en dirección a su cueva.
------AYAME!!!!--------Le llamó mientras bajaba corriendo el risco de la montaña, sin intención de detenerse si quiera a ver por dónde iba.
A toda prisa llego finalmete a la cueva y entro en ella como un rallo quedándose petrificado de repente ante lo que vio y olió de golpe.... ------A...Ayame...-----Balbuceó ante la horripilante imagen de su compañera rodeada de curanderas recostada en su cama en medio de un montón de sangre...

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Te veo...
FanfictionQué pasó con Koga y Ayame después de haberse casado? En verdad se amaban? O lo único que compartían era su interés por el bien de sus manadas? Esta historia (relativamente corta) es acerca de cómo fue la vida para ésta pareja una vez unieron sus vid...