Amor creciente. (Parte 1)

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Los días corrieron como agua rió a bajo, transformándose en semanas.
Koga había cumplido su promesa y su propósito: cuidaba de Ayame él mismo tanto como le era posible y a su vez, su actitud hacia ella cambió. Si bien Ayame seguía siendo terca, Koga parecía haber encontrado la paciencia para lidiar con ella... Aunque, las libertades que él le daba le daban a la joven pocos motivos para reclamarle.
Él realmente le demostraba que confiaba en ella y ella jamás lo descepcionaba: era cuidadosa y responsable; jamás hizo ninguna imprudencia, aunque no hacía falta mucho para hacer que Koga se histerizara.
La verdad era que ambos estaban muy bien ahora.
Tanto era así que Koga tenía mucho más tiempo para pensar en todo lo que no había pensado respecto de Ayame. Al prestarle más atención comenzó a conocer más y más de ella... Cosas simples que jamás había notado saltaron a su atención rápidamente y se dio cuenta de cuán parecida a él era ella, así como totalmente opuesta:
Ayame prefería ducharse con agua fría al igual que él, tenía la misma manía de fruncir demasiado el ceño, solía tener la misma expresión de satisfacción maliciosa cuando Hakkaku y Ginta se alarmaban o se preocupaban por sentir a sus líderes molestos, ambos preferían las cosas saladas en lugar de las dulces y no había cosa que le gustará más que caminar, al igual que a él.
Así mismo, había cosas en las que diferían: Ayame prefería la noche y él el día, ella encontraba gracioso casi todo y él por el contrario casi todo lo molestaba, ella adoraba las flores y a él lo hacían estornudar...
En cuatro semanas Koga se dio cuenta de muchas cosas, entre ellas de que le encantaba el sonido de la risa de Ayame, de que disfrutaba mucho más sus paseos por el bosque si ella lo acompañaba y de que conversar con ella antes de irse a dormir le permitía dormir mucho mejor... Jamás habría pensado lo bien que ella le hacía...

Aquella era una noche un tanto ventosa y fría.
Ayame dormía plácidamente en su cama, cubierta por las pieles y mantas sobre ésta, perfectamente aislada del gélido clima. Sin embargo, algo la despertó...

-----Hummmm...-----Se quejó la joven mientras se removía en su lecho con evidente incomodidad.
La pelirroja abrió los ojos para pasar a prestar mayor atención a aquello que la había despertado; se sentó sobre la cama apoyada sobre sus brazos percatándose de un evidente dolor punzante y frío en su bajo abdomen.

Una punzada un tanto más fuerte la hizo volver a quejarse mientras expresaba dolor con su rostro y se inclinaba para llevar ambas manos a su vientre...

-----Nngg...ah!... Koga!!! ------Llamó la joven al sentirse presa del miedo.-----KOGA!!

El lobo apareció corriendo directamente a la entrada de la cueva...

------Ayame, que ocurre??----- preguntó con evidente preocupación mientras se apresuraba al lado de la mujer.

------Yo... No se...-----Respondía ella evidentemente adolorida. -----pero duele, Koga... Me...me duele...!

Los ojos del lobo se abrieron enormemente y un escalofrío recorrió su cuerpo entero.

------HAKKAKU, GINTA!!!! -----Llamó Koga y de inmediato ambos subordinados se asomaron a la cueva.

-----Koga, que pasa??----Atendió Ginta.

-----Rápido, traigan a Koto o a cualquiera de las matronas. PERO YA!!!! -----Ordenó haciendo que los dos lobos salieran corriendo apresuradamente.

-----Koga...-----Llamó Ayame ya entre lágrimas que Koga no sabia si eran de miedo o de dolor. ----- Tengo miedo...y si... Y si algo le pasa al bebé??

-----No. Tranquila, no le va a pasar nada...-----Pedía Koga, acercándose más a la mujer abrazándola lo mejor que podía dado su postura encogida.

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