Capítulo 31 (Odiar)

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—Suspira pesadamente — no va a venir.

—Aquí estoy... — dije acercándome a mi padre que se encontraba justo al lado de mi auto observando su reloj.

Él me miró con la misma cara seria, pero esta vez, se notaba una ligera impresión por mi decisión de ir con él.

—¿Tus amigos te obligaron? — me preguntó directamente mientras se acercaba más a mi.

—No — respondí secamente observando a mi padre a los ojos.

Ae y Tin no me obligaron, en realidad ellos me hicieron darme cuenta de que a pesar de estar muy molesto con mi padre, algo en mi quería venir.

—De acuerdo... — mi padre extendió su mano en frente de mi y se quedó esperando.

—¿Que? — le pregunté mirando su mano.

—Las llaves de tu auto, voy a manejar— mi padre volteó sus ojos y suspiró cansado.

—Simplemente dime para donde vamos, y yo conduzco hacia allá —le expliqué rodando los ojos.

—Sólo dame las llaves...  — hizo una pausa, y después terminó de hablar — por favor.

¿Por favor?

—¿Desde cuando dices "por favor"? — le pregunté con una mirada confundida.

—Pete... — mi padre ahora estaba molesto.

—Esta bien, toma las llaves — metí una mano en el bolsillo izquierdo de mi pantalón, y saqué las llaves de mi auto.

Se las entregué, y este lo primero que hizo fue dirigirse hacia la puerta del conductor, sin decir ni una palabra.

Abro la puerta del copiloto y me adentro a mi automóvil, el hombre con traje elegante ya estaba encendiendo este mismo para poder irnos.

—¿Para donde vamos? — pregunté con curiosidad, cerrando la puerta.

Él no me respondió, sencillamente me dejó esperando su respuesta, y empezó a conducir.

¿Fue buena idea el haber venido?

Creo que lo sabré cuando llegue al misterioso lugar a donde me llevará, y también cuando sepa que es lo que hice para que este hombre apareciera de la nada en la universidad.

....


El camino transcurrió en silencio, un silencio demasiado incómodo y abrumador, todo lo que yo hacía era ver hacia la ventana de la puerta del copiloto, y observar el camino para tratar de adivinar hacia dónde nos dirigíamos.

Hasta que por fin el auto se estaciona, y puedo ver que llegamos al lugar misterioso que sorpresivamente resultó ser un... ¿Restaurante? Y uno bien costoso.

—¿Para que me traes acá? — pregunté frunciendo el ceño, dirigiendo mi vista hacia él.

Mi padre tampoco me respondió, lo que hizo fue salir del auto, así que yo también lo hice. Nosotros entramos al restaurante y nos atendió una señora.

—Buenas tardes, caballeros, ¿en qué puedo ayudarles? — dijo la señora con una sonrisa muy amable y en un tono de voz dulce.

Yo ni sabía que hacíamos aquí, entonces, esperé a que mi padre respondiera.

—Una mesa para dos — respondió él muy indiferente ignorando mi expresión de: ¿qué diablos hacemos aquí?

—¿Hizo una reservación? — preguntó la señora.

—No — respondió como sí nada, y yo estaba pensando en lo que él pudiera tener en mente ahora como para estar tan tranquilo.

—Lo lamento, pero usted debió haber hecho una reservación primero, no puedo darle lo que pide.

Por un beso -♡Ae Y Pete♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora