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El despertar de Hermione

8 de mayo de 1998

Hermione Granger se encontraba luchando en la batalla final del mundo mágico, aquella donde Voldemort sería vencido finalmente por Harry Potter, su mejor amigo. Pero no todo podría haber sido tan perfecto, en la segunda ronda de la batalla, luego que todos los que estaban luchando a favor de la paz entraran al castillo los cuerpos de los caídos, lo mortífagos atacaron de nuevo, y entre ellos Lord Voldemort. Lo último que Hermione vio fue la explosión del "bombarda" que ella había lanzado en el bosque, pero sin darse cuenta, frente a ella había tres figuras, una de ellas fue quien le lanzó un "Desmaius". El hechizo provocó que Hermione se desmayara y llevara inconsciente un día.

Al despertar la castaña estaba completamente desorientada, el dolor punzante que tenía en las sienes no era de mucha ayuda, al momento de despertar, asustada y adolorida, se dio cuenta que no estaba en Hogwarts, ni mucho menos. Las paredes de su alrededor eran de color violeta, y las cortinas de un morado más intenso, por otra parte, la habitación era grande y espaciosa. Pero allí en una esquina había tres figuras femeninas, sentadas, mirándole. Pudo reconocer enseguida a su compañera de generación, Pansy Parkinson, perteneciente a la casa de Slytherin, pero las otras dos mujeres no se le hacían conocidas.

- ¿Qué hago aquí? - dijo Hermione mirando a su alrededor, cuando sus ojos chocaron con dos muchachas- ¿Por qué me han traído aquí? - exigió la castaña.

-Una pregunta a la vez, Hermione- ¿Hermione? Desde cuando Parkinson le llamaba por su nombre.

- ¡Díganme que hago aquí! - intentó ponerse de pie, pero una costilla había dolido de sobre manera.

-Podrías quedarte en paz- dijo la rubia, rubia que se parecía mucho a Draco Malfoy- Contestaremos tus preguntas- dijo la muchacha con el ceño fruncido.

-Por si te lo preguntabas- dijo la morena de ojos marrones, y cabello oscuro- no estás prisionera- murmuró con una sonrisa burlona- a tu lado se encuentra tu varita- Hermione no se había percatado, pero exactamente a su derecha se encontraba su varita, sino estaba secuestrada, ¿Qué hacía en una habitación con Pansy Parkinson y dos desconocidas más?

-No te haré daño, Gran.. Hermione- dijo la pelinegra de ojos verde oliva- nadie en esta casa te hará daño- dijo poniendo su varita en la cama, en son de paz, lo mismo hicieron la rubia y la otra morena.

- ¿Qué hago aquí? - dijo finalmente la castaña.

-Estabas herida, te trajimos para que descansaras- dijo la morena.

-Estabas huyendo, y nosotras de cierta manera ya nos retirábamos de la batalla- dijo la rubia.

-Hasta que te vimos, frente a frente de nosotras- dijo Parkinson.

- ¿Quiénes son ustedes? ¿Son mortífagas?

-Mi nombre es Aixa, Aixa Rosier- la rubia respondió primero - y no, no soy una mortífaga, pero mis padres si lo fueron- dijo la muchacha, quien se cruzó de brazos y la miró directamente a los ojos, unos ojos que parecían oro eran de color amarillo ámbar.

-Mi nombre es Atenea Zabini- dijo la pelinegra de ojos marrones oscuros- tampoco soy mortífaga, pero mi familia si lo es- dijo encogiéndose de hombros- y bueno... ella es Pansy Parkinson, aunque eso ya lo sabes.

-Y tampoco soy mortífaga- dijo la Slytherin.

Las quedó mirando. No se veían amenazantes, pero había algo en ellas que le perturbaba, y aun no sabía de qué manera. Estaban desarmadas, con su varita a la misma distancia que Hermione de la suya. Sabía que debía sentirse acorralada, asustada, pero, al contrario, solo se sentía un poco adolorida y desconfiada. Las muchachas rodeaban la cama.