Cuando la muerte se avecina: El quinto Don (Parte 2).

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20 de enero del 2000

Una castaña de ojos mieles se encontraba sentada viendo como su pequeño hijo de 5 días se encontraba en aquella incubadora mágica. Con aquel traje azul completamente esterilizado y la mascarilla, acariciaba la pequeña manito de su bebé. Stephen Nott había nacido con seis semanas de anticipación, y al despertar su madre, su medimaga Adele le había informado que Stephen se encontraba en estado grave y que probablemente solo tenía unos días de vida. Dos había dicho ella. Y Hermione sabía que aquello no podía ser cierto. Su hijo era un guerrero.

-Hermione- Klaus se encontraba allí, mirándola con ojos compasivos.

- ¿Alguna novedad? - Hermione no despegaba su mirada de su pequeño hijo.

-El tumor cerebral ha crecido nuevamente- la voz de su amigo era ahogada.

- ¿Cuánto tiempo crees que le queda? - los ojos de Hermione estaban a punto de derramar las lágrimas contenidas desde hace días.

-Tal vez unas 48 horas- él suspiró- Adele no deja de culparse por no haberse dado cuenta- Hermione negó con la cabeza- es casi inoperable, Hermione, y Stephen es tan pequeño.

-No es culpa de nadie- dijo ella- son cosas de la vida- murmuró- ¿Crees que puedes hacer el intento de operarle? Tengo fe en él, Klaus, por favor- dijo cuándo se dio cuenta de que su amigo iba a negar.

-Hermione- dijo poniendo una mano en su hombro- si hago eso, es probable que Stephen muera en el intento.

- ¡Me estás diciendo que de igual manera morirá! –Ya se encontraba exaltada- ¿Por qué no lo intentas? Por favor, Klaus- dijo ella derramando lagrimas silenciosas- es mi bebé.

Klaus suspiró, miró al pequeño Stephen, tan indefenso, luchando por respirar. El tumor no era 100% inoperable, pero él era solo un interno especializándose aún, y Hermione tenía tanta fe en sus habilidades. Claro, había salvado a su mentor, él le había operado cuando era un interno de tercer año, y le había salvado. Pero Stephen era prácticamente su sobrino, había sentimiento involucrados, y Adele, su esposa, se sentía tan culpable.

-Necesitaré refuerzos- dijo finalmente el alemán- Adele no puede ser mi acompañante, no se encuentra bien emocionalmente, y tampoco quiero someterla a la presión de perder a Stephen- Hermione le abrazó con fuerza.

-Le escribiré a alguien- dijo la castaña con una sonrisa triste- estará aquí en unas horas.

- Tenemos 3 horas para que llegue acá- dijo él mirando al bebé- sinceramente, y hablando de medimago a medimago, no estoy seguro de que Stephen logre pasar las siguientes 10 horas.

-No te preocupes- dijo ella- tengo a la persona perfecta, estará aquí en dos horas, estoy segura, y sé que Stephen lo logrará- dijo viendo a su hijo- él lo logrará- convocó su patronus, y tan pronto como pudo envió el mensaje.

Δ

La pelinegra se encontraba llevando unas cajas a su nueva pequeña mansión. Si bien aún no se casaba con Harry, desde la próxima semana iría a vivir con él y con Teddy.

Cuando estaba guardando sus cosas en la habitación de la planta de abajo, un patronus se le apareció. Ella sabía perfectamente a quien pertenecía.

Si alguna vez me consideraste tu amiga- la voz de Hermione se proyectaba- te pido por favor, es más, te suplico que viajes prontamente a Suiza, te estaré esperando en la clínica mágica Zúrich. Te lo ruego Pansy, no se lo digas a nadie, es de vida o muerte.

Pansy Parkinson no lo dudó ni un segundo. Hermione sí era su amiga, y lo que pasó con Atenea no tenía nada que ver con ella.

Volveré tan pronto como pueda, no te puedo decir más. Cuida de Teddy.

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