13. [ahogándose en azúcar]

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Areum

-¿Q-Qué?, ¿más?

-He captado el momento exacto en el que Jeon te miraba el culo en educación física, y también cuando estaba babeando con tu cereza -Kim sonrió satisfecho, y la actitud nerviosa de Jungkook de esta mañana comenzaba a cobrar sentido.

-¿Y yo qué quiere que haga, Señor Kim? -mi voz sonó violenta, cansada de sucumbir a sus constantes humillaciones-. No puedo hacer nada respecto a eso.

No me había dado cuenta de que Jungkook me veía de esa manera. Sí, sabía que le gustaba, pero mi mente no podía relacionar su aparente inocencia con hormonas adolescentes.

-No quiero que hagas nada, me da satisfacción ver cómo el manzanita cava su propia tumba -dio un apretón fuerte antes de soltarme la mandíbula bruscamente, y caí al suelo, con las rodillas de lado-. Tengo algo para ti, y es más difícil de quemar que el pañuelo.

Hice el amago de levantarme del suelo, pero presionó mi cabeza hacia abajo cuando volvió.

-¿Qué pasa? -seguía sintiéndome incómoda mirándole desde abajo, tenía una parte concreta de su cuerpo demasiado cerca para mi gusto.

Tenía una alargada caja negra en la mano, y me asusté cuando no me respondió y se apoyó sobre su rodilla a mi altura.

-¿S-Señor Kim...?

-Esto es para ti -me tendió la caja, y cuando mis dedos la alcanzaron pude comprobar que apenas pesaba. Había una inscripción minimalista en una esquina. Swarovski.

No me atrevía a abrirlo, y creo que el desgraciado estaba sonriendo por el temblor de mis manos. Aborrecía que su sonrisa altanera estuviera tan cerca de mí.

-No tengo todo el día, cielo -presionó la lengua contra el carrillo entretenido, y decidí arruinarle la diversión actuando.

Levanté la tapa y unos reflejos me dejaron ciega por microsegundos. Cambié el ángulo para que la luz no diera en el objeto, y fruncí el ceño con el collar de cristales frente a mis narices.

Era precioso y delicado, pero no me daba buena espina viniendo de Kim Taehyung. ¿Acaso era un regalo?

Suspiró cansado antes de quitarme la caja de las manos, y el choker cayó como una cascada sobre sus dedos. Había un pequeño charm con forma de corazón colgando del centro, y sentí un escalofrío cuando sus ojos dejaron de apreciar el minucioso trabajo de joyería para mirarme a mí.

Volvía a tener la mirada oscura.

-Aparta el pelo -señaló el mencionado con la cabeza, y despegué las manos de la falda para hacerme una coleta.

-Mis iniciales están inscritas, para que no te olvides de mí -me guiñó un ojo, y tuve que desviar la mirada al pequeño corazón cuando sentí mi cara caliente.

Joder, ¿pero qué me pasaba?

Inconscientemente me tensé cuando me rodeó para abrochar el collar desde atrás, y el charm de plata cayó contra mi garganta.

Ya tenía un collar suyo, oficialmente podía considerarme un perro.

Solo se escucharon sus pasos alejarse en los siguientes segundos, y giré la cabeza lentamente hacia atrás, una imagen tétrica devolviéndome la mirada.

Estaba sentado en su butaca, sus brazos en el reposabrazos y sus piernas abiertas mientras me miraba en silencio, una sonrisa siniestra rompiendo su expresión.

-¿Señor Kim...? -la falda se arrugó entre mis dedos pálidos, y sentí malestar en el estómago de los nervios.

-Pequeña, ven aquí -se inclinó sobre sus rodillas, entrelazando sus dedos anillados a la vez que se relamía los labios.

Sugar, daddy ; kth, jjk [+18] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora