10. [de buen humor]

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Areum

Para la suerte de mi salud mental no subió la mano más, y me encargué de bajarme la falda todo lo que pude cuando nos apeamos del coche.

-¿Por qué no ha venido Jimin a recogerme? -le seguía los pasos con lentitud, porque se paraba cada dos por tres a saludar a algún empleado del edificio. Parecía un jefe profesional y piadoso, nada que ver con la faceta que me había mostrado a mí.

-¿Tu chófer? No lo sé, pero tu madre habló conmigo -pulsó el botón del ascensor-. Después de la riña por teléfono sobre tu amiguito, me convenció para recogerte algunos días del colegio.

Las puertas del ascensor se cerraron, y a pesar de ser de alta tecnología, eran veinte pisos encerrada con Kim Taehyung. Al menos el lugar era grande, por lo que me coloqué en la esquina opuesta.

Le podía comer la cabeza con una fingida preocupación sobre su día, todo menos verle la cara por el instituto.

-Apuesto a que está muy ocupado, no debería perder el tiempo con cosas como esas, es el trabajo de Jimin llevarme en coche -miré disimuladamente el panel de botones, y todavía íbamos por el séptimo piso.

Sus zapatos retumbaron contra el suelo cuando se acercó hasta acorrarlarme. Alcé la cara solo unos centímetros, aterrorizada de lo que fuese a hacer.

Su flequillo oscuro y partido le daba un aspecto casual a su mirada fuera de este mundo, y tal vez (y solo tal vez) si fuese una buena persona habría sido el chico del que caería enamorado todo el instituto.

Inclinó su cuerpo hacia delante, y sus labios brillaban por la saliva que acababa de pasar por estos.

-Me gusta la idea de recoger a mi sumisa del colegio, te veo en tu entorno natural antes de que te tenses al verme -cogió mi mandíbula con gentileza, sonriéndome burlonamente.

Sumisa, porque eso era en lo que me había convertido.

-Además, adoro ver la cara de embobado del niñato manzana en ti. Me hace disfrutar más lo de después -desató el nudo del pañuelo hasta revelar mi piel, pellizcando de forma suave pero igualmente dolorosa una marca.

Intenté retroceder cuando vi sus intenciones sádicas, pero la pared no me dejaba y todavía íbamos por el catorceavo piso.

-Me gustó mucho el beso del último día, es gratificante saber que esa lengua puede hacer algo más que contestarme -apoyó el brazo al lado de mi cabeza, creando una jaula que se sentía muy opresiva-. ¿Me das otro?

Lo decía como si tuviese opción

Cogió mis mejillas sin permiso alguno y me besó de la misma forma: con fiereza, sin pausa que demostrara su piedad.

Antes de que el beso fuese a más el timbre del ascensor sonó, y sentí alivio cuando las puertas se abrieron.

-Las damas primero -me hizo un gesto con la mano para que le adelantara, y subí el pequeño tramo de escalera hasta el último piso-. Tengo unas excelentes vistas desde aquí, señorita So...

Observé el mar de rascacielos, pero por el sonido gutural no tenía pinta de que él estuviese mirando eso. Me giré para comprobar que seguía subiendo detrás de mí, con la mirada perdida bajo mi falda.

Mierda, ¿antes también me las había visto?

"¿N-no llevas pantalón corto debajo de la...de la falda?"

Pegué el tejido a mi trasero recordando las palabras de Kook, camuflándome a un lado de la pared para dejarle pasar. Me guiñó el ojo y se relamió los labios cuando creía que no le veía, y me comencé a arrepentir de no haber llevado nada debajo por el clima.

Sugar, daddy ; kth, jjk [+18] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora