Sugar, daddy ; kth, jjk [+18] COMPLETA

43. [mami y papi no me quieren]

Acabo de termimar el capítulo (◉‿◉)

Señor Kim

*Hace cuatro años*

-¿Taehyung-ssi? -cerré la pesada puerta a mis espaldas, suspirando con la voz preocupada que me recibió-, ¿ya estás en casa?

-Tssch...no podías estar dormida, ¿verdad...? -maldije para mí mismo, frotándome los ojos y las comisuras de los labios con la manga. Arrugué la cara al oler la peste a vino que mi aliento desprendía. Se me hundieron los hombros en decepción al ver la luz de la habitación encendida, perdida en el oscuro pasillo como si fuera mi perdición.

No tenía ganas de darle explicaciones a nadie, muchos menos a mi prometida.

-¡Taehyung-ssi! -los pies descalzos de Himari aparecieron en el salón, ignorante ante el hecho de que podía resbalar y tener una muy mala caída-. Es tarde...¿qué te ha retrasado tanto?

Dejé la gabardina en el perchero, haciendo tiempo para evitar que viera mi cara ebria.

-Estaba bebiendo con Hoseok, ¿algún problema? -me aflojé la corbata cuando le encaré, mi ceja alzada con chulería. Tenía los brazos cruzados y el entrecejo fruncido, y todavía seguía maquillada y con lencería francesa puesta. Mordí mi labio, tentado a deslizarle un tirante por su hombro acaramelado; pero solo sonreí ávido-. ¿Intentando hacerme chantaje con ropa bonita de encaje?

-Podrías ser más responsable, ¿sabes? -Himari se colgó de mi cuello a traición, poniéndose de puntillas y dedicándome ojitos inocentes, sus labios en un besable puchero-, estoy embarazada y necesito más cariño y atención... -presionó su cuerpo contra el mío, y besó fugazmente el cartílago de mi oreja cuando masajeó mi entrepierna-. Y quiero jugar contigo, Taehyung...

-Te he dicho miles de veces que no me llames así -cogí su cintura con cuidado para separarla, evitando tocar su abultada barriga-. Y ahora solo tengo ganas de dormir, mañana debo madrugar para una reunión.

Avancé por el pasillo sin ella y sin su emoción, pero me detuvo de la mano justo cuando pasé por la habitación especial.

-Pero Maestro... -abrazó mi cuerpo desde atrás, y sus pechos, llenos por la venidera lactancia, se apretujaron contra mi espalda-, ¿no quiere jugar conmigo? -una ola de calor abrasó mi cuerpo con el apodo, y manoseó mis pectorales con lentitud y tentación; como si fuese la viva imagen del pecado-. He visto la nueva navaja en el expositor...y las cuerdas...

-Por una vez que intento ser alguien decente -escupí, girándome hacia ella y dándole la victoria con el creciente bulto de mi pantalón-, ¿vienes para hacerme malo? ¿Quieres meterte en la habitación sádica estando embarazada, eh? -me reí, sarcástico y seco. Le empujé contra la pared del pasillo, y se mordió el labio sabiendo que había ganado esta batalla nocturna-. ¿Tanto quieres mi atención que tienes que ser tan controladora con mis horas de llegada?

Introduje un muslo entre sus piernas débiles a la lujuria, y se quedó inmóvil en la pared, dándome tregua como cazador.

-Quiero toda tu atención, Taehy... -tapé su boca con la mano, y presioné con fuerza.

-Himari -bajé el tono de mi voz a uno más tétrico, a uno que me hizo perderme entre las tinieblas del pasillo-, estoy bebido y a dos pasos de entrar a la habitación sádica; contigo -apoyé una mano al lado de su cabeza, y me incliné a su frente con severidad-. No juegues con fuego si sabes lo que te conviene. No quiero perder el control otra vez...

-Sé que no harás nada que ponga en riesgo al bebé ni a mí -transportó mi mano a su abdomen, y me dio una sonrisa sincera que no pude corresponder-. Lo que te hace falta para sentirte más completo es un bebé y una esposa -rodeó mi nuca con sus cariñosos dedos, y me dejé acariciar con domesticidad-. Solo necesitas que alguien te quiera, a ti y las partes más oscuras de ti. Y sigo esperando a que veas que yo te puedo dar eso.