Capítulo 33

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Matías se encontraba en la sala de espera, sus brazos apoyados en su rodillas, sus cubriendo sus rostros en señal de desesperación. No sabía qué hacer, no podía hacer nada más que esperar, tenía tanta angustia por dentro, eran tantas emociones de esa madrugada. Primero había tenido una gran pelea con Sabrina estaba enojado y decepcionado, después se enteró de que sus bebés iban a nacer era tanta la ilusión y los nervios, unos minutos después se encontraba sosteniendo la mano de su princesa y viendo algo tan hermosa como lo es poder ver a la persona que amas traer al mundo a otras personitas que adoras con todo tu corazón, se emocionó al ver a sus niños, poder cortarle el cordón umbilical y sostener a sus bebés en brazos, pero esa emoción se esfusmo en el mismo instante en que vio como Sabrina ya no podía mantener los ojos abiertos y su pulso estaba cada vez más débil.

Es increíble cómo de un momento a otro puedes estar feliz y al otro momento preocupado y triste.

Así son las cosas amigos, tienes las oportunidades de compartir cosas con las personas que amas pero también puede ser la última vez que lo hagas. Matías se sentía tan impotente, ¿Que podía hacer? Nada, simplemente esperar, se sentía mal pues nunca le pidió perdón a Sabrina por la discusión, por el malentendido que había causado, por irse así sin tomar en cuenta el hecho de que ella ya tenía 9 meses de embarazo y en cualquier momento sus bebés podían nacer. Se sentía terriblemente culpable, pensó en cuentas personas no le han ocurrido eso, que tienen una discusión tonta con alguien y después no tienen la oportunidad de disculparse pues ya es demasiado tarde.

Hoy estamos, mañana quien sabe. Por eso cada día tienes que abrazar a tu madre, charlar un rato con tu padre, decirle a tu abuela lo mucho que la quieres, a tu hermano cuanto lo aprecias, aquellas amistades agradecerles porque siempre están contigo en las buenas y en las malas, nunca irte sin decirle un te amo a tu pareja, un abrazo o un beso. Aprecia cada persona que está contigo porque puede ser que mañana ya no esté, deja las peleas tontas aun lado, deja de intentar apartarte de todos, vive la vida, vive cada momento y disfruta, es importante que apreciemos nuestras vidas y las de los demás.

-Hijo. -Diana se acercó a Matías con un sándwich y un café. -Ten.

-Él negó apartando las cosas que su madre le había dado. -No quiero. -Respondio.

-Matías tienes que comer, tienes que estar fuerte para Sabrina para tus bebés.

-No puedo estar tranquilo.

-Hijo, ya la doctora dijo que está fuera de peligro. -Acaricio su espalda, le dolía tanto ver a su hijo de esa manera, estaba tan preocupado, estresado, no había dormido nada y tampoco comido nada. -Por favor, por tus hijos.

-Esta bien. -Suspiro y tomo el sandwich junto al café, lo necesitaba. -¿Ya los viste?.

-¡Claro que sí!. -Chillo. -Tu papá quedó embobado con la pequeña y está ya planeando mil manera de cómo enseñarle a el niño a jugar fútbol, dice que será el mejor amigo de Alex.

-Seguro que si. -Sonrio. -Sabrina tiene que despertar para ver eso. .

-Y lo hará hijo, tiene tres hermosas razones para hacerlo. -Le dió un beso en la frente. -Tu padre y yo iremos a la casa, a darnos un baño para llevar a Sebastián a la escuela y a Álex a la guardería.

-¿Cómo harán con el restaurante?.

-Tu padre va a estar a la hora del desayuno mientras yo vengo a hacerte compañía y a la hora del almuerzo me toca a mí, tu padre va a traer a Sebastián y a Álex para que vean a los niños.

-Me parece bien, seguro a Sabrina le va encantar tenerlos cerca.

-Seguro que si, estaré aquí muy pronto, no dudes en llamar si necesitas algo.

Embarazada a los 15Donde viven las historias. Descúbrelo ahora