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[JHK]

Nueve de marzo, el día de mi cumpleaños. Ya tenía veintitrés años viviendo, robando el oxígeno que probablemente alguien más necesitaría, este día en vez de alegrarme me deprimía demasiado, siempre tenía la suerte de que estuviera nublado justo hoy.

Decidí alejar esos pensamientos de mi cabeza y me dediqué mejor a encender la veladora que se encontraba encima de la lápida junto a unas cuantas flores.

—Hola madre, vine a visitarte como cada año, el tiempo pasa muy rápido ¿no crees? ya son seis años desde que te fuiste, esta vez no podré quedarme mucho tiempo, debo trabajar, te contaré las buenas nuevas um, SeokJin cada vez le va mejor en el hospital, en verdad logró su objetivo y es feliz con sus dos hijos, hablando de esos demonios, son unos buenos niños, en verdad lo son, NamJoon rompió una ventana y tu hijo lo mandó a dormir al gallinero, fue gracioso, son una familia demasiado peculiar, pero así los quiero —comencé a contarle a la piedra que tenía frente a mí—. En cuanto a mi, te diré la verdad, hace unos muchos meses conocí a un chico, por mi culpa se accidentó y gracias a SeokJin tuve que cuidarlo por un mes, mes y medio... No recuerdo bien cuánto tiempo fue, después de esos meses, lo extrañé mucho a él y a su niño porque si tiene un hijo, ah... —hice una pausa—. No tuve contacto con él por más de medio año, apenas volví a verlo y he estado hablando mucho con él por mensaje, ¿sabes? creo que me gusta, esto no se lo he dicho a nadie, no estoy seguro de que sea verdad, aún tengo miedo después de lo que pasó con Seungcheol, supongo que aún no lo supero —me quedé callado como dos minutos al no saber que más decir, suspiré e hice la oración como cada año, seguido de eso me levanté dispuesto a irme de allí—. Nos vemos el próximo año.

Comencé a caminar fuera del panteón, no había mucha gente a esa hora de la mañana, era mejor para mí.

Iría solo un par de horas a trabajar, debía cubrir a Daniel que llegaría tarde por alguna extraña razón, eso lo dijo ayer y que no debíamos de subestimarlo por sus acciones. Eso fue lo que hice y por ello ahora me encuentro caminando hacia la tienda, tengo tanta flojera, pero trabajo es trabajo.

Llegué al establecimiento antes de lo que pensé, apenas abrirían así que pasé por debajo de la cortina donde la oscuridad reinaba, uno de los chicos al verme automáticamente gritó "¡Feliz cumpleaños!" seguido de varios más, fue ahí dónde prendieron la luz.

Me sentí feliz ya que en el anterior lugar dónde trabajaba no era así, todos eran demasiado antipáticos, por ello caso lloro cuando Daniel salió de las oscuridades de la tienda con un pequeño panqueque que traía una vela incrustada justo en medio.

Creo que lloraré con este detalle.

—¿A esto te referías con "no juzgues mis acciones"? —le dije a Daniel sonriendo, quien me devolvió la sonrisa.

—Jihyo me dijo que te lo trajera, le caíste demasiado bien, siéntete especial. 

—Dile a Jihyo que la amo aún más —reí al ver la mirada asesina que mi amigo me dirigía. Maldito celoso.

—Vamos, apaga esta vela antes de que me arrepienta.

Asentí a lo que me dijo y me acerqué al pastel, antes de apagar la vela Daniel volvió a interrumpirme.

—No te olvides de pedir un deseo.

Reí bajo al escucharle e hice caso, cerré los ojos y pedí mi deseo, el mismo que cada año pedía; seguido de eso apagué la flama de un soplido.

El Chico de los Puercos [SunHak;The Boyz] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora